Capítulo 1

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Narra Kian

Mientras iba por el pasillo, miré la hora en mi reloj, cuando la puerta apareció en mi vista luego de doblar a la izquierda,  asentí a mis compañeros que estaban parados en la puerta de la oficina del presidente, les tocaba cambiar de turno. No pasó mucho cuando vi a sus sustitutos acercarse.

── Señor Kian ──Saludaron. Les asentí con la cabeza a modo de saludo.
Toqué la puerta y esperé a que me dieran permiso. Cuando abrí la puerta, el presidente Maximilian y su esposa Adeline, me miraron, ella parecía nerviosa y él preocupado.

── Señor Presidente, me dieron el aviso de que quería verme.

── Así es Kian, eres mi mejor hombre, por eso solo a ti puedo confiarte a nuestra princesa ──Fruncí el ceño.

── No entiendo señor.

── Hemos recibido otra amenaza de la mafia, quieren todo lo que tengo ──Le dió un golpe a su mesa, se puso de pié y se acercó a una ventana── Maldigo la hora en la que se me ocurrió hacer ese estúpido trato con ellos para convertirme en presidente ──Suspiró── Todo está a nombre de nuestra hija, que heredará la fortuna cuando cumpla los 18 años, que será dentro de unos meses. Van a querer quitarla del camino para quedarse con todo, por eso ──se giró a verme── Ahora Irem estará a tu cargo, tu tendrás su custodia hasta que cumpla la mayoría de edad.

── Pero señor...──Me interrumpió.

── Kian, estoy en el punto de mira, sabemos que tengo mis días contados. Adeline y yo estamos de acuerdo en que estés pendiente de ella.

── Pero señor, lo mío son las armas, no ser niñero,y disculpe que lo diga así tan claro.

── Lo sé, pero créeme que no te pediría esto si no fueras el mejor hombre que tengo. Si no quieres hacerlo, considérate despedido.

Nos quedamos mirando en silencio.

── Por favor Kian ──Ahora habló su esposa, que tenía los ojos llenos de lágrimas── Por favor cuida de nuestra princesa.

Agaché la cabeza un momento y luego la levante.

── De acuerdo señor ──Ellos suspiraron aliviados.

── Que alivio, aunque igualmente no te iba a despedir ──Rodé los ojos. Eso ya lo tenía claro.
Conocí al presidente hace 6 años, cuando yo tenía 20. Me encontraba fuera de uno de los casinos de la mafia coreana, varios hombres me estaban golpeando porque habían descubierto que yo hacía trampa para ganar. A pesar de que acabé muy mal, logré acabar con todos ellos, y eso lo presenció el presidente, que acababa de salir del casino. Desde entonces, me ofreció trabajo, me he dedicado a ser su mano derecha y a protegerlo con mi vida. Varias veces casi no he vivido para contarla, pero aquí estoy. Por esa razón, ahora no entiendo porqué quiere ponerme a mí a cuidar de su hija mimada, cuando en la casa hay muchos más hombres── De hoy en adelante, te encargarás de llevar a Irem a clase, te quedarás fuera de su universidad hasta la hora de salida y la traerás de regreso. Por las tardes, quiero que la entrenes, no quiero que seas nada cuidadoso con ella a la hora de enseñarle. Reconozco que siempre la hemos mimado y le hemos dado todo, pero eso llegó hasta aquí. Tiene que aprender a defenderse y a usar pistola. Tiene que aprender a no depender de nadie, ¿te queda claro?

── Sí señor.

── Bien, sal a esperarla fuera, ya debe estar por bajar para ir a clases.

── Entendido. Con permiso.

Salí de ahí.

── Vaya mierda ──susurré. Mi amigo, Nouel, que se encontraba haciendo guardia en la puerta de la oficina, me dió una palmada en el hombro. Lo miré molesto, sonrió.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora