Capítulo 13

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Narra Kian

Mordí mi labio mientras seguía a Irem hacia la oficina de su padre. El solo verla vestida así, me la puso dura.
Una vez en la oficina, él se sentó y nos miró atentamente.

── ¿Ustedes creen que yo soy tonto? ¿Qué no sé lo que pasa en mi casa?

Justo en ese momento, sentí como cayó sobre mí un cubo de agua fría que apagó el calentón que Irem había provocado en mí.
La miré un momento, se notaba que estaba igual que yo.

── Papá, ¿de qué hablas?

── ¿Por qué lo preguntas si ya lo sabes?──Suspiró── Aunque no lo parezca, estoy atento a todo lo que pasa aquí ──dijo mientras tecleaba en su ordenador. Giró la pantalla hacia nosotros. No me sorprendí nada al verme saliendo de la habitación de ella en ese video. Lo que sentía era que lo había traicionado a él por estar con su hija.

── Papá, yo fui la que empezó todo esto, si Kian es culpable de algo aquí, es de haberse dejado llevar por lo que siente. Castígame todo lo que quieras, pero no lo despidas.

Yo no podía dejar que ella se echara la culpa.

── Señor, en realidad el culpable soy yo. La he estado molestando para que saliera conmigo.

── ¿Qué? ¿Por qué mientes? ──Se acercó a mí y tiró de mi brazo para que la mirara── Sabes perfectamente que yo inicié esto, yo te acosaba y tu me evitabas.

Miré a su padre.

── Señor, es todo lo contrario a lo que ella dice. No la castigue y despídame.

── ¡Cállense los dos! ──Me miró── Conozco a mi hija, conozco de primera mano lo pesada que se pone cuando quiere algo. Además, este video deja en claro lo que ella ha dicho ──Puso otro video. Esta vez, eran varios vídeos en los que se veía como ella intentaba cosas y yo la evitaba. Incluso está el video de la clase de disparo, donde le digo que no podemos estar juntos porque ella es la hija de mi jefe.
Él apagó el ordenador y suspiró.

── Recogeré mis cosas y me iré lo antes posible ──Fui hacia la puerta.

── Regresa a donde estabas ahora mismo, no te he dicho que te muevas ──Regresé y lo miré atentamente── ¿Por qué no me dijiste que te gusta Irem?

── Señor, yo soy su trabajador, usted seguro ve mal esto. Además, ustedes tienen dinero, yo también tengo, pero jamás se igualará al dinero que tiene Irem, ¿yo qué podría ofrecerle?

── Tu amor ──La miré── Eso es suficiente para mí ──Habló con los ojos llenos de lágrimas. Quería acercarme y abrazarla, pero ahora mismo me encontraba más fuera que dentro de su vida.

── Kian, que seas mi trabajador no me importa, mucho menos me importa el dinero. Si le gustas, eso es lo que importa, no tienes que mantenerla, solo tienes que amarla y cuidarla para que no le pase nada malo.

Sentí mi corazón estallar. Miré la mano de Irem cuando agarró mi brazo, luego la miré a la cara, tenía un brillo en sus ojos muy bonito.

── Señor...¿Está usted diciendo que...

── Sí, Kian, estoy diciendo que pueden salir juntos.

── ¿De verdad?

── Sí. Permito esto porque sé que contigo estará siempre segura y porque veo la forma tan linda en la que se miran, quiero dejar a mi hija en buenas manos, y no hay nadie mejor que tú para ello. Dejen de estar viéndose a escondidas. De ahora en adelante quiero que te presentes como novio de ella, así mantendremos en secreto que eres guardaespaldas, para descubrir a las personas que quieran acercase a ella con otras intenciones.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora