Capítulo 10

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Narra Kian

── Buenos días señor ──dije en cuanto abrí.

── Buenos días, Kian, ¿te encuentras bien?

── Perfectamente.

── Genial. Vamos, tengo una reunión con unos amigos, quiero que me acompañes.

── Me pongo la chaqueta y voy.

── Te espero en el coche.

Cuando se alejó, abrí la puerta del baño.

── Otro día tienes que irte antes a la casa, tu padre se levanta muy temprano y esto podría meternos en un problema ──Cogí la chaqueta. Me abrazó por detrás.

── No me regañes, dejémoslo en que ha sido un susto y ya.

Suspiré.
Me separé de ella, me puse la chaqueta y coloqué mi pistola en la parte de detrás.

── Te ves muy sexi con traje.

── Tú te ves sexi de cualquier manera.

── Sólo me has visto en ropa interior, no desnuda.

── No me hace falta verte desnuda para saber que eres sexi ──Cogí su cara con ambas manos. Me agaché un poco y la besé── Nos vemos luego, preciosa.

── Hasta luego.

Fui hacia la puerta.

── Kian ──Me giré a verla. Se acercó rápido, tiró de mi corbata hacia abajo y me besó. Pasé la mano por su espalda y la acerqué más a mí. La otra mano la dejé en su mejilla.
Nos separamos lento── Ahora ya puedes irte.

Sonreí.

── De acuerdo. Hasta luego nena.

Salí y me dirigí hacia la entrada de la casa. Ahí me encontré con el presidente, que ya estaba en el coche.
Fuimos al hotel de uno de sus amigos, a la última planta.
Entré con él y me quedé cerca de la puerta. Se sirvieron unos tragos y empezaron a hablar de sus cosas.

── Así que, querido presidente, tienes una hija y no nos habías dicho nada ──Dijo uno de ellos. Enseguida me tensé, y por lo que puede ver, el presidente también.
Aclaró su garganta y bebió de su vaso.

── Sí, nunca dije nada porque siempre hablamos de negocios, no mezclo a mi hija con estas cosas.

── El sábado celebraré una fiesta aquí, traela.

── Jorge, mi hija es estudiante, está muy ocupada.

── Maximilian, solo queremos conocerla, además, será fin de semana, no puedes poner más excusas, tú conoces a nuestros hijos.

── Porque sus hijos son parte del negocio, mi hija no.

── Maximilian, tu hija heredará el negocio ──Habló otro de ellos── Deja de poner excusas tontas. La fiesta es el sábado a las ocho de la noche, aquí los quiero ver.

Siguieron hablaron, pero el presidente obviamente seguía tenso y se le veía nervioso, no lo culpo, yo estaba igual.

Al llegar a la casa, yo iba a irme a hacer mis cosas pero me detuvo.

── Entra conmigo ──Lo seguí. En el salón, estaba Irem y su madre── Genial que estén aquí ──Soltó un suspiro── Iremos a una fiesta el sábado, tú también, Irem.

── ¿Qué? ¿Te estás escuchando Maximilian? Todos estos años la hemos tenido oculta para mantenerla a salvo.

── Adeline, créeme que yo quisiera seguir manteniéndola escondida, pero desgraciadamente, esos tipos que la secuestraron, filtraron que es nuestra hija, no tenemos de otra, Irem iré con nosotros ──Irem me miró con el ceño fruncido. Yo seguí como estaba, con mis brazos cruzados detrás de mi espalda a unos pasos por detrás del presidente.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora