Prólogo

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¡Bienvenidos a mi primer fic! Feliz de llegar a la comunidad y compartir esto. Si les gusta agradeceré cualquier vote que me den, o un comentario, ya sea dudas, solo participar o bien criticar, todo apoyo da ánimos para continuar la historia.

Aviso que en esta historia los pokémon, y así mismo, los humanos pueden sufrir heridas tanto leves como mortales, es decir que pueden morir en un combate. Pero fuera de eso, espero les guste el contenido. Y espero seguir por acá. ¡Que pasen una buena lectura!

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No quieren dar noticias los líderes de Kanto, ni refutar los rumores sobre la desaparición de los turistas que se encontraban en las Islas Naranjas y sus alrededores, se presume que todos vieron un resplandor verde en el momento de las desapariciones pero nadie...

—¡Rumores, quién se va a creer todo esto!—Gritó con cierto arrebato de descontento un hombre en el asiento del copiloto, apagando la radio para no poder oír más de lo que ya sabía. Su tez oscura y cabellera negra eran resaltados por el chaleco azul con las siglas "E.I.P.".—Siempre es un grupo extremista o cualquier cosa, pero ¡nadie hace nada!

El vehículo dio una leve sacudida cuando el señor en cuestión golpeó su lado la puerta, la conductora, una mujer esbelta de un suave cabello recogido color verde mar, su piel blanca mostraba un ligero bronceado y una expresión de enojo y nervios. Buscando estabilizarse tras el susto recibido, giró la mirada con el ceño fruncido.

—¡Por favor, Laymon, deje de quejarse como un niño! Conducir por aquí ya de por sí es difícil sin sus ataques.

—¡¿Niño?!

—Cálmense ambos, por favor.—Esta vez la voz provenía de una chica de baja estatura, pelo blanco como la nieve y unos anteojos circulares. A su lado estaba un hombre caucásico de barba y peinado cortos pero bien cuidados que veía la situación entre risas.—Oficial Jenny por favor encienda la radio nuevamente.

Todos los integrantes del grupo llevaban puestos un chaleco azul con el logotipo de E.I.P. Siguiendo la petición recibida, Jenny encendió nuevamente el aparato. Los demás callaban para escuchar las noticias antes de comentar alguna cosa nueva.

— ... En últimas noticias debemos informar que Pueblo Caelestis de la región Sinnoh ha sido reducido a cenizas, no se encontraron supervivientes, solo ha quedado un rastro de múltiples pokémon. Seguimos busca...—el copiloto apagó la radio nuevamente mientras resoplaba consternado.

— No lo puedo creer, es el tercer pueblo en estos últimos meses, por qué la policía no hace nada?— Una mirada furibunda es lanzada de reojo a la conductora. —¿Por qué no han hecho nada la policía aún? Oficial Jenny.

— Por algo estoy viniendo con ustedes, Profesor Laymon— su voz se pronunciaba más al nombrarlo— estamos haciendo todo lo posible para investigarlo.

— Ella tiene razón, Laymon—. La compañera que iba detrás de la oficial hablaba, era la profesora Oriana, su voz sonaba madura para su apariencia. —Y deja de apagar la radio porque no te gusta escuchar lo que tú quieres pasar por alto.

El profesor no pudo hacer más que callar tras un chasquido de lengua, enfadado por la situación y la incompetencia policíaca. La oficial en cambio volvió a encender la radio para escuchar si habían más noticias relacionadas. Un halo de luz iluminó todo el vehículo cuando al fin salieron del bosque, a la vez que los pasajeros esforzaban la vista por el cambio de brillo tan repentino.

No pasó mucho tiempo tras salir de la espesura cuando se detuvieron en lo alto de la colina, teniendo cuidado al abrir las puertas, empezaron a bajar del vehículo. Absol, un pokémon cuadrúpedo y totalmente blanco excepto por un rostro oscuro y un cuerno en forma de hoz sobresaliendo del lado derecho de la cabeza, bajaba de la camioneta para estirar las patas. La oficial sacó unos binoculares para inspeccionar con la vista cualquier detalle a su alcance, buscando pistas o indicios fuera de lugar. Solo se podían ver ruinas, apenas algunas paredes de edificios que se rehusaban a caer del todo, pero que la naturaleza ya había reclamado para sí.

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