—¡Ana! ¡Vamos a jugar!
Sprigatito daba vueltas, emocionada, alrededor de la pequeña riolu, quién estaba poco perceptiva al estado de ánimo de su compañera de juegos. Le echó un vistazo a la lluvia, fuera del pequeño refugio que le proporcionaba el árbol donde se resguardaba y recostaba a la vez.
—Pero está lloviendo... Y se me va a empapar el vestido...
La felina inclinaba la cabeza, medio confundida por esa razón que claramente no comprendía. Sus orejas se irguieron y con una idea en mente, salió ella misma fuera de la protección de las hojas hasta lanzarse entre risas en un charco de lodo.
—¿Ves? ¡No hay nada de malo con el agua, podemos jugar en ella! —exclamó con orgullo, pero le duró poco al notar que su amiga se encorvaba aún más. —Si es por la tela esa, te la quitas y así no le pasa nada, ¿no? Igual es raro que lleves algo que usan los humanos.
El comentario hizo que la joven azulada alzase la mirada, con cierto enojo y tristeza entremezcladas en su rostro.
—Yo soy humana, ¡no soy rara por llevar ropa! —gruñó, pero al instante parecía arrepentirse y nuevamente se escondió en el refugio de sus propios brazos.
—Pero yo te veo como una Riolu, aunque muchos ahora dicen que son humanos también... No los entiendo ¿Tan malo es ser un pokémon?
—No estoy mintiendo...
—¿Eh? Pero si no dije que...
—¡Cállate! ¡Si tan malo es ser un humano, entonces no me sigas!
Anabel se levanta, apretando la mandíbula lo más fuerte que podía para no llorar. Empieza a correr en dirección desconocida, huyendo cabizbaja entre los arbustos. Notó cansancio casi de inmediato, obligándola a disminuir la marcha, gracias al suelo húmedo del bosque debido a las continuas lluvias hacia su andar lento y problemático pero a ella no le importaba en absoluto. Cuando respiraba, su aliento se veía como un vaho que se desvanecía a los pocos segundos, y el frío empezaba a ser más notorio en su pequeño cuerpo.
A su alrededor, las voces de preocupación y desconsuelo no cesaban, con discusiones sin importancia debido al mal tiempo, o bien al suceso reciente sobre oleadas de pokémon evolucionando de golpe, y con ello, una creciente campaña de agresividad había nacido.
En el sendero que ella circulaba, podía notar varias siluetas amontonadas en varios grupos. Al pasar cerca de ellos, ojos brillantes se movían con lentitud uno tras otro, casi rítmicamente para posarse sobre ella. Lograba escuchar lo que decían dentro de su cabeza, como si fuera el sonido de su propia mente.
Si no fuera por esa cosa, todo volvería a la normalidad.
Esa niña está poseída, deberíamos echarla cuanto antes.
¿Cómo es posible que la dejen andar por ahí como si fuera su casa? ¿Como si nada hubiese pasado?
Les lavó el cerebro a mi familia... ¡no dejan de adorar a ese demonio como si fuese una diosa!
¿Por qué debemos sufrir por las desdichas de ese monstruo?
¡Devuélvenos nuestra vida, engendro!
Un escalofrío recorría su pequeño cuerpo, era una helada sensación hostil que calaba hasta sus huesos y la hacía temblar desenfrenadamente. Las voces de los antiguos humanos la culpaban de todo, y buscando silenciar todo el ruido se cubría las orejas con sus patas, sin éxito alguno. Sus miradas cargadas de veneno y malicia le arrebataban las energías para avanzar. Se derrumbó en el suelo para abrazarse así misma y enterrar la frente en el lodoso suelo.
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Pokémon Souls
FanfictionLa era de los Pokémon peligra cuando los humanos sedientos de poder buscan romper esos lazos que unían a ambas especies. Sin poder aceptar la existencia de seres tan peligrosos, los humanos buscan erradicar a Arceus, quien se dice ser el dios de los...