La niebla se iba disipando entre más lejos avanzaba Riolu blanco. Ni llegó a contar todo el tiempo que había estado corriendo y por alguna razón tampoco se sentía cansado. La noche envolvió en la oscuridad al bosque, cuando logró alcanzar al grupo, todos lucían agotados, exhaustos por las sorpresas del día y la persecución. Noir lo observaba de espaldas, por encima del hombro cuando se acercó pero no reaccionó. Monferno en cambio se acercó para interceptarlo como si de un enemigo se tratase.
—¿Noah?—cuestionó ella al verle—Y esa sangre... ¿Estás herido?
El joven se extrañó por la pregunta y se revisó, su pelaje estaba cubierto de manchas rojizas y barro, dándole una apariencia descuidada y hostil. Alzó su mano teñida de color y sonrió levemente, no por alegría o satisfacción, sino la ironía, por comprender el simple hecho de lo que tuvo que hacer.
—Soy yo... ¿Todos están bien?—su mirada buscaba y contaba a cada integrante de su grupo, temiendo que alguien faltase.
—Si, Liepard sufrió algunas quemaduras por esa extraña trampa pero Noir se encargó de liberarla. Y una vulpix nos siguió pero... Nadie le dijo nada tampoco. Pero Laura...
Al terminar de escuchar el informe, su mayor preocupación fue esta última. A pesar de los intentos de la anaranjada por detenerlo, él se abrió paso hasta llegar a la Fennekin, buscando cerciorarse que todo estuviese bien. Al estar al lado de ella, la primera reacción no fue la que esperaba, una mirada vacía y sin propósito alguno, sin saber que veía o que estaba allí. No fue hasta que ella se tomó el tiempo para identificarle que habló.
—¿Qué planeas hacer conmigo?
—¿Disculpa? Te puse a salvo, yo...
—¡Cállate!— En su mirada no había más que odio y terror a partes iguales. —¡Yo no te pedí que me rescataras, yo no quería que fueses a salvarme! ¿y de qué? ¡Mis padres podrían haber estado cerca! Y me alejaste de ellos...
Las lágrimas caían por su rostro, sollozando, las palabras empezaron a fallarle que no pudo decir nada más por un momento en lo que gimoteaba y reunía aire.
—Laura, los cazadores estaban ya...—buscó explicar él, dando un paso adelante, inseguro.
—¡Los cazadores cazan pokémon! ¡Yo soy humana! ¡Mis padres son humanos! ¡No iban a hacernos nada!—Sus palabras se alzaban cada vez más, y tras las lágrimas, un brillo hostil en los ojos. El pelaje de las orejas emanaba un aura ardiente, calentando el aire a su alrededor.—Me dijeron buscase al Profesor Serbal, pero apenas te conocí con él, me atacaron, destruyeron mi ciudad... mi casa...
—Oye, ya es suficiente, Noah no fue...—Monferno se acercaba, incapaz de seguir escuchando, pero una mano del Rolu la detuvo de seguir avanzando. Indicando que se mantuviera al margen y siguiera escuchando.
—No estuviste contento con eso, me secuestraste y... ¡Fuiste y mataste a una persona! Esa sangre en ti... Y no te importa... ¡Eres un maldito monstruo! ¡Aléjate de mí!
Con esa última sentencia, el brillo en sus orejas se intensificó aún más, expulsando de su hocico pequeñas ascuas en dirección al chico. Las diminutas partículas de fuego empezaron a explotar cuando impactaron en el pecho del pokémon, hasta ser derribado al suelo. Este gruñía por el dolor y empezó a cubrirse con los brazos cuando virutas de humo comenzaron a emanar del lugar para soportarlo.
Laura miraba confundida la escena mientras recuperaba el aliento, sin comprender que acababa de pasar, que hizo. Sus patas temblaban y no pudo hacer nada más que caer sobre sí misma, rompiendo a llorar desenfrenadamente. Todos los presentes observaban la escena pero ninguno se movía. En ese momento, solo el llanto de la joven se escuchaba como una triste melodía.
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Pokémon Souls
FanfictionLa era de los Pokémon peligra cuando los humanos sedientos de poder buscan romper esos lazos que unían a ambas especies. Sin poder aceptar la existencia de seres tan peligrosos, los humanos buscan erradicar a Arceus, quien se dice ser el dios de los...