Capítulo 11 - Viaje

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Cuando las partículas de energía completaron su transacción, la Fennekin se derrumbó en el suelo, con una mirada vacía en el rostro. El cuerpo se agitaba en espasmos involuntarios, que cesaron al poco tiempo. Noah y Suruna se acercaron lo más rápido que pudieron para socorrerla. Pero al llegar e intentar tocarla, ambos retiraron sus manos con un alarido de dolor. Notando como el aire a su alrededor se distorsionaba debido a las altas temperaturas que se concentraban en ella.

—¡Maldición, está caliente!—se quejó el Lucario tras revisarse si había quemaduras en su pata.

—¿Ese pokémon simplemente se metió en su cuerpo? ¿Cómo es siquiera posible?—preguntaba la Monferno, agitando las manos por igual.

—¿Tú eres tipo fuego, y me vas a decir que te quema el calor?

—Eso no significa que soy inmune, tarado, aún me es posible recibir daño ¿sabes?—le miró mal la anaranjada a su compañero, histérica por la situación.

—Cierto, enfriarla... Estabilizar... —murmuraba el joven y abrió los ojos de par en par, se volteó para buscar a alguien detrás de sí— Zeven, ¿no puedes usar hielo para bajar su temperatura?

La Vulpix se acercaba con cautela, pero a su vez, calmada. Observó a sus compañeros todos alterados y luego a la inmóvil de la chica. Estaba tan quieta que parecía estar muerta, pero era improbable, Mesprit no cometería un error así como suicidarse. Negó con la cabeza y se dio media vuelta en lo que comenzaba a alejarse.

—Me niego. E igual no es necesario.

—Oye, que ella está viv...—Un resplandor coloreó el paisaje de un tono blanco, al fijarse en el origen, Noah descubrió que Laura estaba brillando— ¿Evolución forzada?

La Fennekin fue envuelta por la luz evolutiva, su silueta cambiaba de forma, creciendo abruptamente, doblando, casi triplicando su tamaño normal. Una forma más humanoide se empezaba a reconocer. Cuando el brillo se esfumó y dejó a plena vista la nueva forma de la pokémon, pudieron comprobar que Braixen. Pero existían dos cosas fuera de lugar en ella, la primera, y más notoria era su pelaje, en lugar de ser amarillo era violeta, más propio de un variocolor. La segunda es que en su frente reposaba una gema ovalada de color rojizo, identica a la de Mesprit.

—Ella evolucionó... ¿Por qué? Dijiste que era algo forzado, ¿a que te refieres?—bombardeaba la Monferno al Lucario de dudas, buscando entender este fenómeno frente a ella.

—Evolución forzada es una característica que solo suele ocurrir cuando buscas cambiar a un pokémon por, principalmente por el uso de una piedra evolutiva... Esta vez el catalizador fue la propia legendaria...

—Seguramente— continuó Zeven desde ahí— Mesprit buscó hacer crecer a su recipiente para no destruirlo, hay una gran diferencia de poder entre una etapa y la otra— volteó la mirada y la fijo en el Lucario—Como te paso a ti, evolucionaste antes de tiempo...

—Yo no fui poseído por nada, no es lo mismo. Tal vez yo ya cumplía con las condiciones para ello.

—Quién sabe...

—Déjense de balbucear—les replicó Suruna, evidentemente enfadada por el intercambio de prioridades que tuvieron esos dos— ¿Qué haremos con Laura ahora? ¡Aún no despierta!

—Pues no podemos perder más tiempo y tenemos que regresar a la casa antes que empiecen a buscarnos como locos.

Ambas se miraron fijamente y asintieron tras unos segundos, empezando a ver a Noah fijamente. Este al darse cuenta no pudo más que retroceder un paso por cómo era observado. —¿Q-qué?—fue lo único que llegó a decir.

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