Capítulo 9 - Guardián

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—Y bien, ¿no piensan hablar?

La Arcanine insistía con un aire de calma. Noah y Zeven retrocedían lentamente pero cada paso que se alejaban, eran dos los que daba la pokémon frente a ellos. Buscaban una ruta alternativa para escapar, ambos sabían que era una batalla perdida si el oponente era tan fuerte como el anterior. La vulpix tragó saliva una vez, dos veces, hasta una tercera antes de tenerse y encararse ante su hostigadora.

—¿Qué hace aquí una mensajera? ¿Cual es tu propósito?

—Mensajera eh... —respondió la gran canina, moviendo la cabeza a un lado, pensando— Un término muy arcaico la verdad... Yo solo vine a ver qué pasaba con mi compañero.

—Entonces es verdad... Eres compañera de ese asesino de Electivire. —avanzó el joven con rabia en los ojos.

—Podría decirse, no es que apruebe sus métodos tampoco. Estaba ebrio de poder, nada más.—Arcanine bajó la cabeza hacia ellos y añadió— Me disculpo en nombre de mi antiguo socio, tienes razón, mató a muchos inocentes solo por tener la capacidad de hacerlo. Lamento sus pérdidas.

Ambos se quedaron estupefactos al escuchar la disculpa de su enemiga. Pero Noah pensaba de manera distinta. Confundido por las acciones contrarias, ¿tan fácil era pedir perdón y actuar como si nada hubiera pasado? ¿Qué con eso regresaría el tiempo?¿Se estaba burlando de ellos acaso? Las emociones negativas en él empezaron a sobresalir a la superficie, dejando escapar sin conocimiento alguno de esto una sed de sangre muy notoria. La canina frente a ellos levantó la vista para observar y se rió fugazmente.

—Se nota que eres un niño si te enfadas ante las acciones de los adultos. Aunque... —empezó a comentar ella en lo que su semblante pasaba a ser uno serio— Tu mirada me preocupa, no es la que alguien tan joven debería tener. Has matado antes.

Noah gruñó y se preparó para abalanzarse sobre su enemiga, pero un sentimiento de impotencia lo abrumaba. Un grito desde atrás alertó al par, se voltearon para notar que Noir y Diana salían de la casa en auxilio de su entrenador. Pero justo miraban, el mundo se tornó en cámara lenta apenas notaron como la Arcanine aparecía frente a los refuerzos, tal velocidad como si se hubiera teletransportado en un instante.

—Lo siento, estoy a mitad de una conversación pacífica. Desaparezcan.

Umbreon apenas logró reaccionar a su enemiga estando tan cerca cuando recibió un golpe con la pata por el costado. El ataque lo elevó a él por los aires y mandó a volar fuera del rango de los presentes. Lejos, a dos cuadras de distancia se escuchó un estruendo y una pared colapsando. La Leafeon buscaba alejarse de un salto, al tiempo que usaba su cola como un látigo para golpear a su contrincante pero fue interceptada por unas poderosas mandíbulas, que a su vez, con la inercia tomada por la tipo planta, fue impulsada aún más con un giro para luego soltarla y estrellarla contra el suelo. Diana no pudo más que toser y enrollarse así misma por el dolor.

Noah enseguida notó que era el próximo objetivo, y en un intento desesperado alzó su brazo para disparar una Bola sombra mientras que con el otro, empujó a Zeven cuán lejos pudo de él. Arcanine llegaba en línea recta, pasando por la energía oscura que explotó en su rostro como lo haría un globo de agua, expandiéndose como un polvo oscuro que desaparecía en el aire.

Una gigantesca pata se apoyó en el pecho del joven, y con la fuerza de su avance y del peso combinado fue llevado al suelo, numerosas garras se clavaron en él, hiriéndolo lo suficiente para soltar un grito ahogado. Estaba inmovilizado debajo de la Arcanine que lo veía con tranquilidad pero una sonrisa victoriosa vaga. Para él, desde que vio a sus pokémon aparecer, todo ello ocurrió en apenas un lapso de unos seis segundos. Era demasiado rápida, algo abismalmente absurdo que no tenía comparación.

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