El dúo pokémon entró en el pequeño claro donde se escondía el resto del grupo. Monferno quién tenía los nervios a flor de piel, se levantó abruptamente y pequeñas flamas se acumulaban en su hocico. Cuando reconoció su objetivo, reprimió su ataque y gruñó al par por el susto. Pero ellos no se detuvieron y pasaron de largo a la anaranjada. Alarmada, les gritó para que se detuvieran pero a la vez despertó al resto de los integrantes que miraban asustados en todas direcciones.
—¿¡Qué rayos ocurre con ustedes dos!?
—¡Hojaverde está en llamas!— exclamó Noah, exaltado y mirando a cada compañero en distinto orden como si buscase algo que no puede encontrar, añadió— Suruna, tú conoces ya este bosque, escondanse y quédense ocultas hasta que volvamos.
—¿El pueblo está en peligro? ¿Y quieres nos escondamos? Déjate de...
—¡No tengo tiempo para discutir! ¡Hagan lo que les digo y pónganse a salvo!—le gritó el joven a ella, dando media vuelta para empezar a correr pero una mano lo sostuvo y frenó en seco.
—¡No! Somos un equipo, aunque nos creas débiles, podremos hacer algo.
Noah se quedó paralizado, al escuchar ella decía en voz alta lo que pensaba sobre el grupo. Empezó a ver las expresiones de miedo en todos. Liepard se acercaba con los ojos vidriosos, era evidente deseaba que ninguno fuese ahí. Suruna se mostraba terca, tal vez porque el pueblo era ahora su hogar también, la había aceptado. Laura en cambio los veía con una expresión perdida, la pesadilla de su ciudad se repetiría pero, apartó la mirada de puro terror, no se iba a involucrar en eso. Zeven no se dejaba ver por ningún lado.
—¿No lo entienden?—les reprendió el Riolu con miedo en sus ojos— Si van, no podre proteger a nadie más, los únicos que defienden el pueblo son mis pokémon y no sé qué clase de enemi—El habla le falló, cuando notó un resplandor rosado detrás de él
Al girarse lentamente todo lo que vio fue una silueta del mismo color junto a él, se veía transparente, como una espesa niebla que le costaba adoptar forma. Esta se acercó al joven y sintió una caricia en su mejilla, y una sonrisa que se difuminaba hasta desaparecer.
Las lágrimas empezaron a correr por el rostro del joven, mientras se agarraba el pecho al sentir un dolor punzante y un incontrolable deseo de gritar que difícilmente contuvo. Apenas consciente de su alrededor, como para notar que Noir lo miraba con angustia. Este se giró en dirección del resplandeciente cielo rojizo y echó a correr. Cuando vio la figura de su pokémon perderse en las sombras del bosque. Noah reaccionó y empezó a correr tras él sin decir una palabra. Dejando los gritos de confusión, invocando su nombre que se alzaban a su espalda muy atrás.
Siguiéndole la pista a su Umbreon, continuó corriendo el bosque, rodeando árboles y saltando arbustos, buscando atravesar todo en línea recta sin perder tiempo en bifurcaciones. Sus sentidos lo despertaban entre más cerca del pueblo se encontraba, una sensación de temor lo invadía. Varios pokémon salvajes se acercaban a él. ¿Eran enemigos? Se preguntó pero no disminuyó el avance. Los pokémon pasaron a toda velocidad por su lado como si no lo reconocieran, y en su mirada estaba dibujada una expresión de terror puro, el miedo a morir.
Una luz empezaba a verse al frente, cerró los ojos para protegerlos cuando logró por fin salir del bosque y estar en los límites del pueblo. Al abrirlos, lo que notó fue un mar de llamas devorando todo a su paso. La mayoría de las casas a la vista estaban agrietadas o derrumbadas. Esa visión le parecía sumamente irreal, ese no podía ser el pueblo en el cual estuvo tanto tiempo, pero el calor llegaba hasta él, indicando que no era una ilusión. Mamá, Anabel... Chicos... Por favor... Denme una señal que están bien.
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Pokémon Souls
FanficLa era de los Pokémon peligra cuando los humanos sedientos de poder buscan romper esos lazos que unían a ambas especies. Sin poder aceptar la existencia de seres tan peligrosos, los humanos buscan erradicar a Arceus, quien se dice ser el dios de los...