Capítulo 4 - Cazar

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¡Buenas a todos! Solo quería avisar esta vez que tal vez fije un horario para las publicaciones. Buscaré publicar al menos 1 o 2 capítulos por semana, al menos sin falta los viernes se subirá uno. El segundo si (no me arrepiento y salgo huyendo) eso el lunes o martes. Eso era todo, si ocurre algo más les aviso, ahora un poco de publicidad subliminal: les recuerdo pueden dejar su voto y el comentario que gusten para hacer que Noir sonría (?)

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—¡Más despacio! ¡Por favor!—Laura gritaba en lo que buscaba apartarse el pelo de la cara que insistía en acomodarse ahí.—¡Noah, no tan rápido!—Un brinco momentáneo logró sacarle un grito de sorpresa, en lo que ella se acomodaba y veía al joven con rabia.

—Deja de gritar, esta es la ruta más corta.—Se quejó él, sin poder apartar la vista del frente y las manos del volante. —Aún no sé por qué tenías que venir, es más rápido si voy por mi cuenta.

Noah iba conduciendo una de las camionetas que había tomado prestada de los cazadores. Después de partir con prisas, se arrepentía de tener que venir con alguien a quien no conocía y a su vista, alguien que no podía defenderse por sus propios medios. Suspiró con amargura mientras evadía rocas y árboles. Saltándose por completo el camino principal que cruzaba Pueblo Arena, decidió tomar un atajo directo hacia Ciudad Jubileo, pero también sin caminos construidos excepto por la naturaleza misma.

—¿Estás insinuando que soy una carga?—Agarrándose al asiento como podía ya que la irregularidad del terreno hacía del viaje, turbulento.

—No lo insinué, lo dije explícitamente.

—Pero serás...—El rostro de la chica se enrojecía por la rabia del comentario, y escuchar a Noir en el asiento de atrás con una audible carcajada no ayudaba en absoluto. Este ahora lucía una bufanda azulada atada alrededor de su cuello.

Monferno que estaba sentada junto al pokémon, le propinó un leve golpe al Umbreon para que dejara de burlarse, así como un grito a su entrenador. Laura no era entrenadora así que no poseía ningún pokémon, por lo que para viajar tenía que ir acompañada de alguien más o por algún transporte ya fuera terrestre o aéreo. Para descontento de su compañero actual que veía eso como una molestia.

Ya pasaba del mediodía, aunque el tiempo era favorable, el chico iba con la mayor de las prisas. Laura se limitaba a mirar el paisaje frenético entre bosques, campos y alguna que otra maleza, y a escuchar de vez en cuando como Noah respondía no solo a ella, sino al Umbreon. Cada vez que él lo hacía, más confundida estaba.

—Llevo preguntándome algo—la mirada de la chica se fijaba en los pokémon que tenía detrás de ella. —¿Tú entiendes a los pokémon?

—No, ¿qué clase de raro piensas que soy?—Respondió con retórica, apenas desvió la mirada del camino para ver a su acompañante y le bastaba para saber que iba a contestar—No entiendo el lenguaje pokémon, pero enseñe a los míos un código morse especializado. Ya sea moviendo orejas, cola, arañando el suelo o incluso con sus propias vocales, pueden transmitirme un mensaje algo preciso.

—Increíble, no creí que algo así era posible... Y por qué no hablas con Monferno, ¿ella no es tu pokémon?

—No, a ella la rescaté apenas ayer, pertenecía a unos cazadores y es su voluntad estar aquí.

El chico miró por el retrovisor para darse cuenta si la mona reaccionaba o no a su comentario, pero parecía estar concentrada en querer jugar con Umbreon el cual se negaba. Volvió a mirar a un lado y resopló audiblemente al ver que la alta curiosidad de la universitaria no se detendría.

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