t w o.

4.3K 609 183
                                    

Ni siquiera habíamos puesto un pie en Qatar y las cosas ya iban de mal en peor, el cuerpo técnico tuvo un problema con la reserva de las habitaciones y casi nos quedamos sin lugar para dormir, teniendo en cuenta el cansancio que teníamos todos por hacer un viaje tan largo desde Corea hasta la otra punta del mundo casi, solamente queríamos que las cosas se resuelvan para ir a descansar.

A lo largo de mi vida como alfa capitán de la selección surcoreana había tenido que aprender varios idiomas, entre ellos estaba el inglés, alemán, japonés, un poco de francés y español, por lo que entendí perfectamente cuando un grupo de hombres se burlaban de nosotros, miré disimuladamente en dirección a ellos y observé su camiseta, eran argentinos, no me sorprendía para nada que sean tan soberbios y engreídos, mi humor no era apto para ir a enfrentarlos.

— Se están riendo de nosotros, verdad? — preguntó GueSung mientras se acercaba a mi lado.

Me limité a darle una pequeña sonrisa y acariciar su cabello para que no se preocupe por ello mientras negaba con al cabeza.

— No están diciendo nada sobre nosotros, hablan de algunos temas entre ellos que no logro entender bien, sus modismos son complicados.

Mentí para no tener que traducirle todas las estupideces que estaban diciendo, si terminábamos enfrentándonos iba a cobrarmelas todas dentro de la cancha, aún así todavía no era momento de pensar en ello, acabábamos de llegar.

Mientras la recepcionista se encargaba de por fin buscar las llaves de las respectivas habitaciones para poder entregarnoslas por fin, tuve un inesperado encuentro con uno de esos argentinos al que no había visto antes. Antes de que termine estampandose contra el suelo lo atrapé entre mis brazos, quedando relativamente cerca suyo.

No fue difícil darme cuenta que al instante se puso nervioso por tal cercanía, fue adorable. Luego de disculparse y escaparse de mis brazos de aquella forma me quedé observando su espalda hasta que desapareció de mi campo visual. Ese mínimo contacto había logrado calmar mis malos humos por alguna razón, tenía un aroma agradable a nueces y chocolate semi amargo.

— Es interesante...

— ¿Qué cosa?

A veces olvidaba que se me escapaban los pensamientos en voz alta, simplemente volví a negar con la cabeza mientras tomaba las llaves que me correspondían. Por la mañana siguiente me encargaría de encontrar a ese muchacho.
Esa noche habíamos cenado en el autobús que nos transportaba así que todos nos fuimos directamente a dormir.

Durante la mañana siguiente no eramos los únicos que se habían levantado temprano para comenzar con los entrenamientos, al bajar podíamos divisar varias camisetas y jugadores mezclados en el comedor del hotel, algunos solitarios, otros en grupo, conversando entre ellos, más de uno parecían ser amigos.

Mientras me dirigía a pedir mi desayuno sentí un repentino peso sobre mi espalda, al girar la cabeza me encontré con esa cabellera rubia y una característica remera amarilla llamativa.

— ¡Neymar, tanto tiempo!

Debía admitir que había aprendido español y portugués en un principio para mejorar la comunicación con él, si bien el inglés era suficiente se veía que no era del todo su fuerte.

— Sonny, amigo mío, pensé que no vendrían, ¿por qué tardaron tanto?

Me limité a caminar con el omega en mi espalda directo hacia la mesada para ordenar mi primer alimento del día mientras charlábamos. Tal vez parecía rara la amistad entre un alfa y un omega ya que la mayoría no podía "contenerse" con ellos, pero no era nuestro caso. Conocía a Neymar de hace tiempo y él tenía a su pareja, además personalmente yo era reservado con esos temas, aunque todavía no podía sacarme a ese argentino tatuado de la cabeza.

— Es una larga historia y aburrida... pero pasó algo interesante que tal vez si te importe y estoy dispuesto a contarte.

— Tienes toda mi atención, hermano.

Antes de comenzar a contarle sobre ese incidente durante mi llegada, ordenamos la comida que íbamos a consumir y nos sentamos en una mesa desocupada para poder hablar en paz, al menos antes de que el entrenamiento empezara.

— Anoche llegamos todos cansados, estaba distraído cuando de repente un muchacho chocó contra mí cuerpo. — Vi su cara de confusión y solté una pequeña risa.— espera, de verdad te va a interesar. Sabes que yo nunca me he interesado en ningún omega o beta, pero creo que esta vez fue diferente. Lo sostuve para que no acabe cayendo contra el piso y el aroma tan agradable que soltaba se apoderó completamente de mi.

— No me jodas... ¿Quién fue el afortunado que llamó la atención de este reservado coreano?

— La verdad no tengo idea de su nombre, solamente sé que es argentino y- — antes de que pueda acabar la oración me interrumpió.—

— Calla, tengo varios amigos en la selección Argentina, apresúrate con tu desayuno así logramos ir a verlos y me dices de quién se trata.

Iba a cuestionarlo, pero en realidad no era una mala idea. Solté un suspiro antes de resignarme a hacerle caso y comenzar a apurarme con el desayuno para tener tiempo, aunque a la mitad, Neymar ya me estaba llevando afuera a rastras.

Salimos del hotel para dirigirnos al gran estadio que ocupaban las distintas selecciones para entrenar; dentro del edificio no vimos ninguna remera albiceleste así que supusimos que estaban todos allí y no nos equivocamos. Una vez dentro del lugar comencé a buscarlo.

— ¿Y bien? ¿Quién es?

Tardé unos segundos en localizarlo hasta que finalmente pude reconocerlo. Levanté una de mis manos y señale al que tenía la remera con el número 13.

— No me jodas que te gusta–

— ¡Cuti y la puta que te parió! — los dos fuimos sorprendidos por ese grito de uno de sus compañeros.

No le había quitado la mirada de encima desde que lo vi así que fui capaz de presenciar el momento justo en que se deslizaba en el suelo para desviar la pelota y se llevaba a su compañero por delante haciéndolo caer, me sorprendió esa defensa increíble que acababa de hacer.

— Cristián Romero te gusta, es el defensor y central más rudo que conocí, es omega.

Con sólo esas palabras supe por qué me había atraído tanto en ese encuentro. Ese tal "Cuti" era mi omega y ahora solamente debía confirmarlo. Creía que era una misión difícil hasta que se giró y me habló como por arte de magia.

— ¡Hey vos, el coreano, pasame una botella de agua querés! Dame que tengo sed.

Vaya modales tenía mi omega.

Opuestos. [CutiSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora