f o u r.

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Después de aquel exótico encuentro con ese alfa descubrí quién era. Su nombre era Son Heungmin, delantero y capitán de la selección surcoreana. Había escuchado de ellos alguna que otra vez en realidad, pero nunca les presté atención.

Ese mismo día, cuando terminamos de entrenar fuimos a darnos un baño y cambiarnos por el uniforme de la selección, utilizamos el pantalón y medias negras junto la camiseta celeste y blanca. El primer país con el que íbamos era contra Arabia Saudita. Si perdíamos no íbamos a quedar eliminados aún, pero lo mejor era empezar a ganar desde el principio.

— Bueno muchachos, esto recién empieza. Los quiero bien despiertos a todos, los quiero atentos y energéticos. Este no es el primer partido de sus vidas, pero si el primero del mundial, vamos con todo carajo, vamos a ganarles. Por esto estuvimos entrenando desde el inicio, para este momento, salgamos ahí y demostremos de lo que somos capaces.

Después de la motivación que nos dio el capitán con la 10 en los vestidores, salimos. El cuerpo me cosquilleaba por la emoción y nervios que contenía, pero intenté mantener la calma.

— Dale cristian, rompele las piernas a esos árabes. — habló Acuña dándome una palmada en la espalda mientras salíamos hacia el estadio.

Nos acomodamos en fila y saludamos al equipo contrario, todos los arabes tenían una cara de orto impresionante y soltaban feromonas territoriales que me hicieron marear, a más de uno en realidad. Ya estaban jugando sucio desde el principio y ni siquiera pisabamos la cacha aún, algo me decía que las cosas no iban a salir bien, al menos no para nosotros.

Nos presentaron por los parlantes del estadio y entramos, a pesar de que nos habían visto una hora antes por el calentamiento que hicimos, todos los hinchas estaban emocionados, el color que dominaba en las gradas era el albiceleste de nuestra bandera, eso era la única motivación que necesitábamos.

Desenvolvieron las banderas, cantamos el himno, volvimos a saludar a los árabes frente a las cámaras, nos acomodamos y el partido dió inicio. Íbamos tranquilos en el 0-0, yo me quedaba abajo cerca del área junto a Otamendi.

Mientras Lionel y Julián hacían jugadas sorprendentes con la pelota yo me tomé un segundo para apreciar al público, pero así como me giré lo vi. Heungmin estaba sentado cerca de las bancas de nuestra selección, había ido a verme.

Una pequeña sonrisa se formó sobre mis labios, la misma que se transformó en emoción cuando segundos más tarde metimos el primer gol, ahora estábamos más motivados que nunca.

Lástima que eso no duró mucho, después de ese gol empezaron con las trampas, porque eso eran. Nos anularon como tres goles, los árabes empezaban a hacer faltas que el árbitro "no veía" o no las cobraban, un vendido de mierda, eso era.

Hice la prueba para confirmar mi punto de vista, cuando el delantero de Arabia se acercó al área salí disparado a barrerlo, me deslice en el piso con el pie en punta para desviar la pelota y eso hice, pero también lo tiré a la mierda.

— ¡Bien, Cuti! ¡Así te quiero, carajo! — Gritó Dibu desde el arco y yo sonreí, aunque no duró mucho porque nos cobraron falta; tiro libre para Arabia Saudita.

— Ah, eso sí lo ves!? Eso sí lo ves!?

Me acerqué al árbitro para reclamarle que me había sacado amarilla. Arriba habían tirado a Leo de la misma forma o peor y nunca se cobró nada. Antes de empeorar la situación fue Acuña que corrió para sacarme de ahí y hacerme tranquilizar.

Cuando el partido terminó todos salimos enojados de ahí, había sido un robo total para Argentina, porque si no nos anulaban esos goles por boludeces les ganábamos como 5-2, pero ya estaba hecho.

Me despedí de mala gana de los rivales que nos hacían caras y festejaban frente a nosotros, eran miserables. En el camino al vestidor busqué con la mirada a Son, tenía ganas de ir con él y quejarme de todo lo que había sucedido. Cuando lo vi se estaba acercando a nosotros con botellas de agua así que le hice una seña con la cabeza de que vaya hacia el vestidor.

Una vez allí nadie quería decir nada, hasta Scaloni estaba enojadísimo por todo esto. Si cada partido iba a ser un robo como este, no quería decirlo, pero no íbamos a ganar la copa con árbitros corruptos en nuestra contra.

Cutie, ven.

Escuché esa voz y me giré mientras me sacaba la camiseta, la dejé arriba del banco antes de acercarme al alfa surcoreano. Me tendió la botella de agua y la agarré, pero segundos después la tiré y lo abracé escondiendo mi rostro contra si hombro, estaba frustrado y con rabia.

— Fue una mierda, vos lo viste todo también. Desde que nos anularon los goles sabíamos que iba a estar todo mal, seguro hay una movida de plata por ahí atrás, me da una bronca.

Lo siguiente que seguí fue una de sus manos deslizarse por mi espalda desnuda constantemente a modo de caricia y la otra que me rodeaba la cintura y me correspondía el abrazo.

— Fue un árbitro muy incompetente la verdad... si de algo te sirve, todos afuera de la cancha nos dimos cuenta de eso. Ustedes se veían que iban con todo. Pero hey, este no es el final, todavía no están eliminados, la semana que viene juegan de nuevo.

Su aroma se incrementó, había empezado a liberar feromonas para que yo me relaje y funcionó. Solté un suspiro pesado mientras levantaba la mirada para encontrarme con la suya, se veía suave y comprensiva.

Nos quedamos así unos segundos hasta que me atreví a cortar la poca distancia que había entre nosotros; pasé ambos brazos al rededor de su cuello para atraerlo más y esta vez el beso lo empecé yo. Fue más duradero que el anterior y más dulce, porque en lugar de pensar en separarme solamente lo estaba disfrutando.

Cuando se separó lo miré con el ceño fruncido ya que todavía no pasaba el suficiente tiempo como para que lo haga.

— Oye, no me mires así, estoy a punto de proponerte una cita, sal conmigo mañana.

Mi expresión se suavizó y lo pensé unos segundos antes de asentir, no sonaba mal estar con él a solas, me ayudaría a pasar el mal gusto que me dejó el partido.

— Bueno, ¿a dónde vamos a ir?

— De eso me encargo yo, tú preocúpate por verte igual de lindo que siempre, Cutie.

— Lo estás diciendo mal, es "Cuti" —Le corregí

Lo próximo que recibí fue una risita por parte suya y otro beso menos duradero.

— Claro, Cutie.




Contenido +18 en el próximo capítulo.

Opuestos. [CutiSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora