Después de todas las descansadas que me comí por parte de la selección tuve tiempo para darme cuenta que nuestro próximo partido iba a ser contra Corea. Debía mentalizarme porque no podía dejar que mis sentimientos se interpongan dentro de la cancha. Él era delantero y yo defensor central, nada podía salir bien con eso.
Ahora estaba haciendo unas clases de yoga con Pablo como instructor ya que él si lo hacía y le ayudaba bastante según me decía.
— Bueno, ahora abrite de piernas así y estira la espalda hacia adelante. — Dijo mientras hacía la posición que me indicaba.
— ¿A vos te parece que yo puedo hacer algo así? — Mi cuerpo era lo menos flexible que había.
— No lo podés hacer tan exagerado, pero de que podés, podés. Dale o le digo a Scaloni que fuiste vos el que rayó su auto "sin querer" después de que casi te deja afuera del mundial.
Maldije en voz baja mientras separaba las piernas lo más que podía, estaba sentado en el suelo obviamente, y después me estiraba hacia adelante.
— La puta que te parió, Pablo. Esto duele como la mierda.
— Putea menos y respira más que apenas estamos calentando las articulaciones para lo que se viene. Y si no te gusta lo hubieras pensado antes de tener una noche sexual tan intensa.
Iba a quejarme, pero tenía razón. Pablo y Scaloni eran esa pareja que parecían más nuestros padres que los propios. Cualquiera que se sentía mal recurría a ellos y nos ayudaban tanto como podían. Me acuerdo que una vez scaloni pagó casi medio millón de dólares para que enzo pudiera salir de vacaciones antes porque andaba bajoneado, o cuando yo me lesione con una fisura en la cadera y ellos se quedaron en la enfermería conmigo hasta que me sentí mejor emocionalmente. Les debíamos todo y más.
La clase de yoga siguió por una hora y media, una posición era más rara que la anterior y más complicada de hacer, pero cuando terminamos me di cuenta que, después de quejarme tanto, el dolor que tenía había disminuido considerablemente.
— No pensé que ponerme de formas raras iba a ayudarme tanto. —Dije mientras me levantaba con su ayuda.
— ¿Viste? Hacer yoga es buenísimo para esto, ahora anda a tomarte un ibuprofeno para que se te termine de ir. Me parece que Scaloni trajo paracetamol, diclofenac y crema para los músculos, anda a pedirle algo de eso mientras yo ordeno acá.
Asentí mientras terminaba de enlongar lo último. Empecé a caminar hacia el ascensor ya que estábamos en el subsuelo del hotel dónde estaba el gimnasio que era enorme. Entré y fui al primer piso, iba a buscar alguna fruta para comer antes de subir.
Cuando salí del ascensor fui hasta la cocina. Arquee una ceja al ver a varios franceses juntos que se empezaron a murmurar cosas después de verme.
— ¿Y estos pajeros qué están diciendo?
Sabía que no me iban a entender.
— Si, a vos te hablo, cara de nabo. — Le dije a uno que se me quedó viendo de forma poco disimulada.
Rodé los ojos mientras agarraba una manzana para salir de ahí por fin, pero cuando iba a hacerlo me choqué con un cuerpo más grande que el mío. Un cuerpo que tenía el número 10 de Francia, lo que me faltaba.
— Uh, discúlpame. — Dije amargamente mientras intentaba seguir mi camino.
— Esto te va a costar la copa. — Dijo Mbappe con una pronunciacion nefasta en español, pero igual le entendí.
— ¿Qué mierda dijiste? — Ya me había enojado.
— Se van a ir a casa llorando como el mundial pasado, porque vamos a ganar nosotros.
(autor: te metiste con el argentino equivocado me parece.)
Había prometido a mi mismo que no causaría ningún disturbio fuera de la cancha porque era al pedo y sería para peor, pero a este tipo yo no lo aguantaba. Mientras sus compañeros miraban yo dejé la manzana en la mesa más cercana y le dí un empujón en el pecho para nada suave.
— ¿Y qué te tiene tan seguro de eso, eh? ¿Ustedes también compraron a esos árbitros pedorros?
Ese día no me había levantado de buen humor y el apodo "mecha corta" se me quedaba corto fuera de la cancha, más con los que no me agradaban. Yo no era un mal tipo, pero tenía un carácter fuerte
Ese alfa francés solamente se reía en mi cara mientras yo me enojaba cada vez más, fue así hasta que me cansé y le encaje una patada en la rodilla. Hubiera sido mejor que sea una trompada, pero algo adentro mío me decía que me controle porque sino me iba a comer una sanción.
Evidentemente eso le dolió porque hasta en el piso terminó. Simplemente suspiré mientras agarraba mi fruta y me iba de ahí. Dos de sus compañeros lo ayudaban mientras los otros dos fueron atrás mío puteandome en su idioma e intentando provocarme, pero como no los entendía no les di bola.
— ¡Eh, ustedes dos! ¿Qué hacen jodiendo a nuestro Cuti? — Aparecieron Otamendi y Lautaro que justo estaban bajando de la habitación.
— No les den bola, son dos pelotudos que quieren joderme.
Los hubiéramos ignorado de no ser que uno de ellos me dió un empujón en la espalda casi tirándome al piso.
— Ah, listo. — Dijo Lautaro mientras los dos se acercaban y la sala del hotel se volvía un ring de boxeo.
Piñas iban y venían, insultos también. Lautaro se la encajó en la mandíbula a un francés mientras Otamendi metía patadas también. Se sintió una pelea bastante larga pero en realidad fueron unos pocos segundos hasta que llegaron otros tipos a separarnos.
A nosotros nos agarraron los australianos por la espalda que medían dos metros y medio como mínimo, así que no pudimos hacer mucho más. A ellos los agarraron algunos compañeros más y se sumo otro australiano para impedirles el paso hacia nosotros, puros gigantones.
— ¿¡Que carajo pasó!? —Preguntó Pablo que llegaba del subsuelo. Dejó caer todas las cosas de yoga que habíamos estado usando antes de acercarse. — ¿Qué hicieron ustedes?
Se acercó a nosotros que teníamos como patovas a los australianos esos pues todavía estaban parados a nuestras espaldas y eran alfas.
— Nosotros nada! Esos boluditos estaban molestando a Cuti y uno le metió un empujón, así que nos fuimos a las piñas. — Dijo Lautaro mientras movía su hombro hacia atrás para intentar calmar el ligero dolor que sentía.
— ¿Pero cómo se les ocurre?
— Cómo se les ocurre a ellos meterse con nosotros. — Dijo Otamendi todavía bastante enojado.
— Váyanse a la habitación de Cuti los tres, yo voy a buscar a Scaloni.
Después de que dijo eso supimos qué se venía. Le agradecimos a los postes antes de empezar a caminar hasta mi habitación.
— Preparen el culo porque la patada que nos va a dar Scaloni no nos va a dejar sentar bien por un mes.
Este había sido un disturbio bastante importante que, después de los primeros 15 minutos, ya era conocido por todas las selecciones presentes.
— Hyung...¿El omega que se metió en problemas no es el tuyo? El 13 de Argentina con sus amigos.
Un Son Heungmin entre divertido y preocupado se frotaba el puente de la nariz antes de asentir.
— Sí, es él.
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Opuestos. [CutiSon]
Fanfiction[COMPLETA 4/01/23] Cristián Romero, mejor conocido como "Cuti Romero" era una amenaza para cualquier jugador que no sea parte de su selección, el joven omega de 24 años tenía una defensa impecable. No le tenía miedo a deslizarse por el piso para ba...