Capítulo 33

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Varios días después de la corta charla en el jardín, Drako permitió que Eleonor fuera a visitar a su hijo como muestra de agradecimiento por ayudar a salvarle la vida. También acordó una comida especial donde la familia Mazursky cenaría con ella, pues decía que si se había hecho amiga de Luka, debía conocerla mejor. A la joven le resultó muy extraño, pero su amigo la tranquilizó, diciéndole que había hablado con él y por eso las cosas habían cambiado.

Para Eleonor seguía siendo un poco raro el comportamiento de Drako. Sin embargo, decidió que ignoraría ese detalle, al menos la dejarían estar con su querido amigo en el proceso de su recuperación. Además, no era algo de lo que tuviera que preocuparse demasiado, el padre de Luka no había estado presente en ninguna de las visitas porque estaba muy ocupado con su trabajo. Solo lo volvería a ver en la cena que estaban preparando para esa noche, así que su paz no se vería perturbada gracias a él.

Eleonor se alegraba mucho de ver el progreso del estado de salud de Luka. Su mejoría, le trajo una tranquilidad que sustituyó la gran preocupación que tenía días atrás. Que estuviera un poco más enérgico y haciendo los chistes que acostumbraba, la llenaba de paz en medio de esa situación desafortunada.

En una de las tantas visitas a la mansión, había logrado aclarar algunas dudas que surgieron luego de la discusión del hospital. Ya que, después de comentarle a Luka las insinuaciones que Drako había hecho, él le explicó que la estaba confundiendo con Rhena. Luka le contó que luego de que él se negara a casarse por conveniencia con ciertas chicas, se formaron muchas peleas. Su padre sospechaba que él estaba interesado en alguien que le lavaba el cerebro para alejarlo de su futuro exitoso, pero Drako no conocía tanto a su hijo como pensaba y sus conclusiones estaban completamente desviadas de la realidad.

Ahora que todo había sido aclarado, Eleonor comprendió por qué las cosas eran tan tensas con Drako. Esperaba que realmente esa noche las cosas pudiesen ser diferentes, o al menos mejoraran tan solo un poco.

Se puso un vestido floreado, el más cómodo de todos los que habían en el viejo armario de su habitación. Y después de verificar su aspecto frente al espejo, salió a la sala de estar. Allí la esperaba Caleb para llevarla a casa de Luka, tal como lo había hecho todos esos días. Eleonor estaba agradecida por todo lo que estaba haciendo por ella, por enseñarle a defenderse, darle un techo y comida, cuidarla. Sin duda Caleb era una gran persona.

Ambos de dirigieron a la puerta, pero antes de salir, él la detuvo para darle una advertencia.

-No te confíes mucho, Eleonor. Drako puede ser muy calculador y tiene planes ocultos tras sus acciones.

-¿Crees que me invitó para hacerme daño? -preguntó preocupada.

-No estoy seguro, pero dudo que haya cambiado tan pronto de opinión -dijo sinceramente.

Eleonor asintió, como una seña de que había comprendido lo que Caleb le dijo. Tendría que ser cuidadosa para evitar cualquier conflicto con el padre de Luka. De verdad no quería tener problemas con él, pero si estaba decidido a mantener su hostilidad, ella no permitiría que eso la afectara de ninguna manera.

Caleb condujo hasta Islamar y dejó a Eleonor frente a la mansión de los Mazursky, no sin antes darle un dispositivo móvil para comunicarse cuando llegara por ella. Los vigilantes que protegían la propiedad, estaban al tanto de sus visitas al joven Luka, así que la dejaron pasar de inmediato.

Caminó por el enorme jardín, y en la puerta de entrada se consiguió con Luka, quien estaba esperándola. Se preguntaba si había llegado muy tarde, lo que empeoraría la mala impresión que Drako ya tenía de ella, pero al ver vacío el comedor en donde cenarían esa noche, se tranquilizó.

ENTRE LA PAZ Y LA GUERRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora