Capítulo 4.

27 4 4
                                    

Luka abrió sus ojos, encontrándose con el techo del pequeño departamento de Rhena. Giró su cabeza ligeramente y descubrió que la chica seguía dormida. La dejaría descansar.

Salió de la cama, deslizándose con cuidado para no despertar a la joven, y comenzó a buscar sus pertenencias.

—¿Te irás tan pronto? —la joven llamó la atención del chico— No estaba dormida —sonrió.

Luka sonrió en respuesta y siguió tomando las cosas de los distintos lugares de la habitación en donde habían quedado.

—Debo irme... Se supone que tengo una reunión en un par de horas —respondió advirtiendo que la chica se movía hacia la orilla de la cama—, y no puedo llegar tarde.

Luego de conversar con Caleb, Luka supo que era mejor seguirle el ritmo a su padre. Aunque no estuviese de acuerdo en totalidad con sus decisiones, era lo más conveniente para él, porque de ninguna manera iría al polo sur.

Si aceptaba ser la nueva imagen del imperio bancario de su familia, su padre conseguiría un nuevo representante joven y fresco, libre de mala fama; mientras que Luka se libraría de las constantes peleas por su rebelión. Los dos ganaban. Por lo menos, eso sería hasta poder reunir el dinero suficiente para huir de una vez por todas.

—¿Reunión de qué? —su voz sonó suave pero con cierto tono de interrogatorio que a él no le gustaba— ¿Negocios?

Alzó la vista y la miró a los ojos, sus oscuros ojos. Era extraño, ella nunca le preguntaba sobre sus asuntos fuera de la relación.

—¿Por qué el interés? —inquirió con una sonrisa.

La chica odiaba que le respondiera con otra pregunta. Hablar con Luka era como si cada conversación tuviese algo profundo entre líneas que hubiese que descubrir... Pero si quería jugar, ella también sabría cómo hacerlo.

—¿No puedo preguntar? —fingió inocencia y vio al chico entrecerrar los ojos— Es sólo mera curiosidad —dijo luego de que Luka no le respondiera nada.

—Mera curiosidad... —repitió sus palabras como si analizara cada letra— Definitivamente tú no preguntas nada solo por mera curiosidad.

Ella lo observó desde el borde la cama y luego se levantó mirando a su alrededor como en búsqueda de sus pertenencias.

—Piensa lo que quieras —musitó restándole importancia a su presencia. Algo que hizo reír al muchacho, quien se había olvidado de tomar su camisa del suelo—. Puedes irte a tu reunión de negocios... o algo más.

Luka frunció el ceño.

—¿Algo más? —alzó una ceja, divertido.

Ella hizo silencio y luego se giró para verlo. Él sabía que Rhena no se aguantaría por mucho tiempo lo que quería decirle.

—Supe que tu padre está buscando una esposa para ti...

Allí entendió todo, pero no dijo más nada, sólo asintió y prosiguió a ponerse su camisa.

—¿No dirás nada? —se cruzó de brazos frente a él— ¿Estás de acuerdo con eso?

—¿Son celos los que escucho? —la miró de reojo mientras se colocaba su reloj.

—Por supuesto que no —bufó y observó la sonrisa que se dibujaba en el rostro del chico—. Y no me mires así...

—¿Cómo te enteraste?

—Tengo mis contactos. Pero quería que tú lo confirmaras.

Se rió nuevamente por la respuesta de Rhena y, listo para retirarse, se acercó a ella. Suspiró mirando el pálido rostro de la chica. Notó la repentina coloración de sus mejillas, causada quizá por la cercanía o por el enojo de los celos, o ambos.

ENTRE LA PAZ Y LA GUERRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora