Aprobado

647 74 47
                                    

Estaba concentrado escribiendo en su computadora, todo se sentía en paz. Completaba los datos del caso anterior, mientras tomaba un café que Tanizaki amablemente le había traído. Respiraba tranquilo, su mente estaba despejada. Existía en calma, porque su vida parecía ir demasiado bien, pero no se sentía como si de pronto fuese a acabar todo lo bueno. Se sentía... feliz. 

—Oye, mocoso. —La voz de Kunikida-san lo hizo levantar la cabeza. 

—Kunikida. 

—El presidente te llama a su oficina. 

—¿A mí? 

—A ti te estoy hablando. 

—¿Por qué? 

—¿Qué voy a saber yo? Sólo estoy encargado de avisarte. Anda, apúrate. 

—Ah, de acuerdo... 

Se levantó lentamente de su silla pensando qué podría ser. No había hecho nada malo, ¿o sí? Caminó lentamente hacia el pasillo, un pie delante del otro mientras reflexionaba sobre todo lo que había hecho últimamente. No, no se le ocurría nada. 

—¡¿Alguien ha visto a ese idiota vendado?! 

Se paró frente a la puerta, respiró y se tranquilizó. Siempre que tenía que ir a hablar con el presidente se ponía nervioso, pero confiaba en sí mismo y sabía que siempre exageraba. Así que con toda seguridad tocó la puerta con tres golpes. Esperó. 

—Adelante. —Se escuchó la voz grave de Fukuzawa. 

Giró el picaporte y se adentró en la oficina. 

—¡Atsushi-kun! —Saltó detrás de la puerta un moreno con las manos frente a él como sorpresa, lo cual le dio un susto de muerte al albino, quien se quedó con la cara aterrorizada y una mano en el pecho. 

—¡Dazai-san! 

—Hola~ —Le mostró una sonrisa y fue caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos al lado del presidente, poniéndose ligeramente detrás de él. 

Tragó saliva. Le daba una ligera sensación de miedo que ese suicida estuviera en la oficina, pero apretó los dientes y soltó un poco de aire. 

—Acércate. 

Hizo lo pedido. 

—Me he enterado de algo. 

Se puso tenso. Dazai rió. 

—Ya, ya, no te asustes tanto, Atsushi-kun. —Le sonrió de lado. Nakajima trató de devolverle la sonrisa. No le gustaban estas llamadas. 

—Akutagawa Ryounosuke —pronunció Fukuzawa, y se quedó helado. Volvió a tragar saliva. Estaba esperando que alguien dijera algo más. ¿Por qué lo estaban mencionando? 

Al parecer a él le tocaba hablar, pero no le gustaba para nada la idea. ¿Qué tenía que decir? Se asustó. Si sabían que ahora estaban juntos, se metería en problemas. Peor aún, puede que hubiera metido a Akutagawa en problemas, y eso era lo último que querría en el mundo. No, tenía que ser otra cosa, tenía que. 

—Atsushi-kun —llamó Dazai con los ojos confiados y una sonrisa que demostraba saber más de lo que aparentaba. Le estaba incitando a hablar. 

—Eh, ¿qué sucede con él? ¿Le ha vuelto a dar problemas a la agencia? —Intentó fingir, aunque si le respondían que sí, iba a ser una gran sorpresa. 

—No —respondió secamente el presidente. Tenía las manos cruzadas, apoyando los codos en el escritorio que tenía frente. Una costumbre que le había robado a alguien hacía mucho tiempo. Quitó eso de su cabeza, sin embargo, era su culpa que tuviera que estar haciendo todo esto. Tendrían que ir con cuidado—. Tiene que ver contigo. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 23, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¡Es imposible amarte! (Shinsoukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora