Pueden saltarse este capítulo si quieren, es sólo para demostrar cómo quedaron ellos al día siguiente de haberse juntado. Me gusta que el enamoramiento tome su tiempo, así que, si los aburre mucho, pueden saltarse este, dado que va a ser cortito, y no va a influir mucho.
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Se despertó gracias al sonido del celular. Se le había pasado la hora; había dormido más de lo normal, mucho más. Cada vez dormía más, y siempre que eso sucedía, era porque un tigre aparecía en sus sueños. No le gustaba soñar. Parecía que nunca podía cambiar lo que ocurría en el sueño, además de dar ideas equivocadas o falsas esperanzas. Respondió la llamada, y, tratando de ocultar su voz ronca para que no se notara que recién había despertado, acató las órdenes de ese día. Luego, después de cortar, dejó el celular de vuelta en la mesita de noche, y echó los brazos detrás de su cabeza, aún acostado.
Respiró hondo, y, sin poder evitarlo, se le escapó una sonrisa al recordar la tarde anterior. EL dulce chocolate en sus labios, mientras miraba disimuladamente de reojo al Jinko, quien también disfrutaba del dulce a su lado.
Recordaba cómo le había pasado, inocentemente, la bolsa donde estaban los dulces de cacao, y cómo partió el último para ellos dos. Por supuesto, pensó, él nunca se lo comería solo, no es egoísta, nunca lo ha sido. Es... demasiado lindo para este mundo. Cuando comprendió las palabras que habían cruzado por su cabeza, en vez de eliminarlas, como estaba acostumbrado a hacer, las cambió, tratando de aligerarlo un poco. No, él no es lindo, es... bueno, sí, demasiado bueno para este mundo, concluyó.
Cerró los ojos trayendo a su cabeza su mirada, ese brillo, ese brillo en los ojos del otro que lo estaba volviendo loco, y no le estaba gustando para nada la sensación que ese tipo creaba en él. Resoplando, se quitó la sábana de encima de un tirón, y salió de la cama. No descorrió las cortinas, prefería la oscuridad. Ese día también se duchó, pero eso fue para pasar con agua fría, muy fría, más fría que otras veces, los recuerdos que llegaban a su cabeza de un hombre tigre.
Salió de su departamento con una sensación... ¿alegre? Él no sabía explicarlo. Pero se sentía... lleno, como cuando su hermana lo hacía comer mucho.
Lo que él Akutagawa realmente no notó, dado que pocas veces se miraba en el espejo, es que él, ese día, esa mañana, también poseía en sus ojos el mismo brillo que Atsushi el día anterior.
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Abrió los ojos de una y levantó la cabeza tan rápido que se golpeó contra la madera que dividía el estante del clóset. Fregándose la frente debido al impacto, pero con la felicidad aún intacta, corrió la puerta y salió del mueble. Con una sonrisa radiante, fue a abrazar a Kyouka para saludarla. Ésta se sorprendió ante la acción, pero le correspondió unos segundos después de procesarlo. Ella también sonrió al notar el cambio de actitud del albino.
Comieron rápido, ya que ese día Atsushi parecía tener más hambre de lo normal, e incluso éste le ayudó a Kyouka con todas las tareas que tenían que hacer con lo utilizado en la comida. Sin saber si comentarle la energía nueva del tigre a Dazai, Kyouka decidió que ese día acompañaría a Atsushi, sólo para no dejarlo solo, ya que extrañaba como era realmente; como se estaba comportando ahora.
Los pasos que daba eran rápidos; enérgicos, naturalmente. Atsushi le iba señalando distinta gente a la pequeña, pensando que ella realmente se dedicaba a ver a las personas en las mañanas. Sinceramente, Yasha Shirayuki estaba cansada de transportarla a la velocidad de la luz todas las mañanas a la Agencia para poder hablar con el tutor del albino.
Ese día pasó todas las horas pensando en tal pelinegro, pero algo había cambiado, ya no estaba triste, no estaba distraído. Todo el trabajo que le tocó ese día lo completó perfectamente, pensando que tenía alguien a quien impresionar, y no era exactamente a Dazai-san. Kunikida quedó satisfecho con las tareas hechas de Atsushi ese día, y no lo regañó. Al final, cuando el sol se ponía, se lamentó no poder ir de nuevo al lugar donde se habían encontrado, dado que el presidente los había llamado a todos para informarles de un problema con la organización Guild. Sin embargo, cuando dicha conferencia terminó, él se quedó solo en la sala de reuniones, mientras estiraba su espalda en el respaldo de la silla, a la vez que se pasaba las manos por la cara, pensando con una sonrisa cuándo vería de nuevo a Akutagawa. Porque de a poco lo iba aceptando; Akutagawa consumía sus pensamientos, y la idea de tenerlo al lado no lo perturbaba tanto como esperaba.
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¡Es imposible amarte! (Shinsoukoku)
FanficAtsushi va a ir descubriendo sus sentimientos poco a poco, conjunto vaya pasando tiempos con Akutagawa, en las peleas, en las juntas obligadas de Dazai-san, como compañeros... Y no será el único que tenga que lidiar con sus emociones. Los personaje...