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Me había puesto un recordatorio en el calendario del celular; por nada del mundo quería olvidarme del cumpleaños de Lauren. Le compraría unas gafas de sol que sabía que quería muchísimo, ella misma me lo había dicho un día que fuimos al centro comercial. Y también le regalaría una loción, de esas que huelen a flores y a señora. Aproveché la circunstancia para invitar a Arabella y cerrar ese huequito que había quedado entre nosotras. Pero, como dicen, si no es Chana es Juana.

—¡Por favor, necesito que me lleves! —rogó como un mendigo Ryan.

—No, no y no.

—Olvidé comprarle un regalo a mamá. Me sacará de su testamento. ¡Por favor!

—Te llevaría con todo el gusto, Ryan, pero Arabella irá conmigo. No creo que tengas el descaro de mostrarte tal cual.

—Más que descaro tengo urgencia, así que vete haciendo a la idea de que me llevarán con ustedes, hermanita.

—No puedo permitirlo, Ryan.

Luego de amenazarme con contarle a mi papá sobre el "Incidente Pasta Penne" y que yo lo llamara rata de alcantarilla, insistió en que él debía conducir, cosa que no le negué, porque quiero morir joven pero no tan joven. Entré al auto a regañadientes, pero al menos con la seguridad de que no sufriría un accidente automovilístico.

—¡Ryan! ¡No arranques! —gritó su hermano gemelo— Tengo que retirar el pastel de mamá. Necesito un aventón.

Con Aidan en los asientos traseros luciendo como la viva imagen de lo que es un perrijo, nos fuimos.

Imaginé la cara de ''Te quiero matar'' que me haría Arabella al entrar al auto y ver al inoportuno de Ryan, que justo se había olvidado de comprarle algo a su propia madre, cosa muy merecedora de ser excomulgado de cualquier herencia. Y podría asegurar ciegamente que se percató del cumple de Lauren por Facebook, es la vieja confiable.

—Gira en esta calle. Recuerda que iremos por Arabella.

—Ya sé cual es la dirección, no me tienes que dar órdenes. No soy chófer.

—Pero no te alteres, flor del jardín —ironicé.

—No hace falta, Cher Horowitz —me devolvió, dichoso. Me estaba sacando mis trapitos al sol. ¿Qué pasó con ''sólo ignoraré que pasó, porque creo que es lo más conveniente para ambos''? Embustero.

—No me hagas rememorar tus enredos, que ya pareces perro comecuandohay cayéndole a cualquier cosa.

Desde el espejo podía ver como Aidan nos miraba, desconcertado, sin saber de qué demonios hablábamos. Llegamos a la casa de Arabella. Ryan aparcó el carro y me hizo saber con la mirada que la tiradera no se había terminado.

—¿Cómo quieres que te diga? ¿Noah Leister o pecas? ¿Cuál te gusta más?

Ahora sí sacaba sus dotes de lector.

—Calienta meseras

—Atropella ciclistas.

—Reparte leche...

De pronto, Aidan estalló en risas.

—Chicos, esto es ridículo.

Mientras Aidan se reía de nosotros como si fuésemos sus bufones personales, Arabella abrió la puerta del copiloto. Primero me miró a mí y luego a quien se encontraba detrás.

—Ryan —ironizó mi amiga.

—Arabella.

Antes de cerrar la puerta con una fuerza adrede, me lanzó una mirada de pocos amigos. Supe al instante que en cuanto tuviéramos un momento a solas, me reclamaría. Cuando estuvimos todos en el auto, Ryan lo encendió y arrancó.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2024 ⏰

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Los gemelos GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora