Capítulo 20.

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LUKE PDV.

Me despierto con el jodido sol dándome de lleno en la cara, genial para un cutis sano y suave como el mío. Muevo la vista hacia Leire que está en la misma posición que ayer, solo que duerme de lado con mis brazos alrededor suyo.

Es ahí cuando recapacito y recuerdo todo lo que sucedió anoche. Sacudo a Leire con "delicadeza" para despertarla, esta, de un salto se levanta del suelo y me mira con ganas de utilizarme como un saco de boxeo.

- ¿Por qué no me despiertas de una manera más dulce? Como un caballero.

-Encima de que te doy mi camiseta, lo tendré en cuenta para la próxima vez que necesites algo.- Finjo llorar.- Tú no eres una dama.

-Está bien princesita, déjate de dramas y mueve ese culo gordo, tenemos que salir de este bosque.- Dice levantándose y sacudiéndose la ropa (mi camiseta y sus pantalones).

- ¿Pero tu quien te crees para darme ordenes? ¿Hitler?

Me mira seriamente, haciendo que me levante rápidamente y a los segundos empieza a reírse tan escandalosamente que hasta los pobres pajarillos que hay a nuestro alrededor, salgan volando para huir de Leire La Monstruo.

Que suerte tienen, ellos al menos pueden escapar. Cuando por fin deja de reír, echa a andar -no sin antes recoger su ropa mojada, que esta tendida-, voy detrás de ella durante bastante tiempo, hasta que me pongo a su altura. Ninguno de los dos dice nada durante unos minutos hasta que abro mi sensual boca.

- ¿Quieres comer algo?

- ¿Tienes comida? ¿Desde cuándo?

-La chocolatina que guarde ayer.

-Ah, supuse que te la habías comido a escondidas mientras dormía.

-No, la verdad es que no tenía mucha hambre.

- ¿Y a qué esperas para sacarla? ¿A qué te tire una piedra?

Saco la última chocolatina y la parto por la mitad. Sabéis ese incomodo momento en el que vas a compartir tu más preciado tesoro con alguien, (en este caso la chocolatina) y una de las mitades es más grande y no sabes si dársela a tu amigo o te la comes tú.

Pues por esa situación estoy pasando yo ahora mismo. Lamentablemente, le doy el trozo más grande a Leire antes de que me lo quite ella de las manos, y se lleve una mano mía también junto con el mordisco de tiburón que tiene.

Devoramos el pequeño trozo de chocolatina en menos de un segundo y seguimos andando hasta llegar a un pequeño valle, donde hay una casa en una colina.

Esperad... esto me suena de algo.

-Luke mira una casa. El plan es este: cogemos dos piedras y rompemos las ventanas, con suerte habrá comida. ¿Lo has entendido? Pues manos a la obra.

Leire coge una piedra del tamaño de un chihuahua, la sujeta sobre su cabeza y empieza a correr hacia la casa como una loca desquiciada.

Rápidamente la agarro de la camiseta para evitar que haga una estupidez y acabemos en la cárcel, mi sexy cuerpo no aguantaría lo del jabón.

-Relájate fiera, es la casa de campo de mis padres, es una suerte, ¿no crees?

-Me alegro de que sea la casa de campo de tus padres, pero...- Hace una pequeña pausa para después gritarme.- ¿Cómo quieres que entremos? ¿Llamo a mi poni mágico para que nos teletransporte dentro? Romperé la ventana de una pedrada.

Vuelve a retomar la carrera y yo la vuelvo a parar.

-Mi padres dejan una segunda llave en una maceta.- Digo mientras caminamos hacia la puerta de la casa. Leire aun con la piedra.

Bad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora