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La niñez de Tony nunca fue fácil, y menos aún cuando sus padres murieron en un accidente automovilístico. Y sin familia con la cual mandarlo, termino en una casa hogar con tan solo ocho años.

Ahí conoció a quienes serían sus futuros eternos amigos.

La inteligente niña pelirroja, Pepper Potts; el valiente Rhodey y el gruñón de Happy.

Juntos soñaban con la idea de que al crecer serían libres. Y al cumplir Tony los dieciséis, sus amigos por regalo le dieron una fuga de ese lúgubre lugar llamado orfanato.

Después de eso, juntos empezaron a buscar como solverse por si mismos.
Rhodey, por tener dieciocho había empezado a trabajar, mientras que los demás trataron de continuar sus estudios a la espera de tener mayoría de edad y comenzar a trabajar también para ganar más dinero.

El tiempo fue pasando, y al final los cuatro amigos empezaron a darse de la buena vida ya que habían comenzado a trabajar, y así, rentaron un departamento con lo suficiente para los cuatro.

Para Tony esos chicos no solo eran sus amigos, eran su familia.

Y como en toda relación, Tony deseaba que Steve los conociera y fuera uno más de la familia. Sin embargo...

–No lo se Tony, no se si les caeré bien a tus amigos.

–¡Oh vamos! –Tony en verdad quería que lo conocieran, debido a que el día de la fiesta, no había podido presentar a su novio–. Obvio que les caerás bien. De hecho, me han invitado a ir de fiesta este viernes y pensé, ¿por qué no vamos?

–Pero... –Steve hizo una mueca inconforme–. El viernes transmiten el partido Tony, dijiste que lo veríamos juntos.

–Si, pero... Ya sabes, luego esta la repetición, podríamos verlo al día siguiente...

–¡Claro! –exclamó Steve repentinamente molesto–. Entonces iremos con tus amigos, ¡bien!

Ese comportamiento dejó confundido a Tony–. Bueno, no hace falta que te enojes.

–Es que tu lo habías dicho Tony, dijiste que haríamos cosas juntos, pero ahora que yo planeo algo para los dos, tu lo arruinas.

–N-No... Yo solo...

Tony estaba mudo, no sabía cómo reaccionar ante lo que Steve le había dicho. Le dolió.

Steve suspiró–. Olvídalo, esta bien, lo siento, lo siento mucho Tony, no debí decir eso...

–No –Tony negó–. Tienes razón, dije que haríamos cosas juntos. Yo... Nos quedaremos el viernes.

–No, no, no. –Steve se había acercado a su novio para tomarlo por los hombros–. No quiero arruinar tu salida...

–Pero tu partido –Tony tomó las manos de Steve de sus hombros y las acarició, levantó el rostro y beso al rubio suavemente–. Me quedaré Steve, me quedaré...

Steve lo apretó entre sus brazos mierdas sonreía–. Te amo Tony.

Porque si amas a alguien te debes quedar con esa persona siempre, ¿no?

Te Amo TonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora