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En cuanto entraron al departamento, Steve se descontroló.

–¡¿Qué carajos pensabas?!

Tony tembló ligeramente.

–Yo... yo, no se...

–¡Bailando con ese tipo! –Steve gritaba furioso–. ¡Descaradamente frente a mi! ¡¿Qué no piensas?!

–Steve yo...

–¡Cállate! –los ojos celestes que Tony amaba con locura, ahora no irradiaban mas que ira–. ¡Te lo he dado todo, y tu vas y te tallas con otros!

–Pero... –pero yo no hice nada, eso quería decir el castaño. Porque era cierto, ni siquiera había tocado a ese chico, tan sólo habían cantado una canción juntos.

Pero Steve no parecía razonar, no parecía ver la obvia verdad–. Dime Tony, ¿qué maldita excusa tienes para mi?

–Perdón... –murmuró el castaño cabizbajo–. Yo solo quería divertirme.

Steve soltó un bufido furioso–. ¡Oh si, claro!, ¿divertirte como en los “viejos tiempos”, no?, con todos tus amigos –Tony enmudeció–. Abre los ojos Tony, ¡ellos te están dañando!

–Solo estaba bailando. –susurró el castaño encogiéndose.

–¡Y bebiendo y bebiendo! como un maldito alcohólico –la ira de Steve era expresada en cada palabra, palabras que herían cada vez más a Tony–. Además, ¡si yo no bailo tu tampoco deberías hacerlo! ¡No puedes dejarme solo!

Tony asintió con los ojos cristalinos–. Lo siento...

–Ja, claro. –contestó burlón–. Claro que lo sientes.

Lo siguiente que Tony vió, fue como Steve golpeaba la pared con mucha fuerza y enojo, de tal manera que sus nudillos quedaron rojos. Luego, furioso  pasó de largo a Tony, quien viendo que se marchaba lo tomó del brazo tratando de detenerlo, pero este solo se lo sacudió de encima con desprecio.

Tony le rogó que no lo hiciera.

Que no lo dejara. Le suplicó.

Pero Steve simplemente se marchó, y Tony cayó al suelo llorando desconsolado.

Y mientras lloraba, no podía dejar de arrepentirse.

Si tan solo no hubiera dejado a Steve solo...
Si tan solo no hubiera bailado con ese desconocido...
Si tan solo...

Y entre susurros y hubieras, el sueño lo venció hasta que Tony quedó dormido, con sus mejillas llenas de lágrimas secas y el corazón herido y alterado.

–Tony... –un murmuro en su oído junto con unas leves caricias lo despertaron.

–¿Steve? –preguntó adormilado al principio, pero después de unos segundos reaccionó y abrió los ojos esperanzado.

¡Había vuelto!

Sus ojos se cristalizaron inmediatamente mientras el rubio lo miraba fijamente.

–Perdoname, no debí gritarte, no debí comportarme como un imbécil. Lo siento tanto –Steve se retorcía las manos y acariciaba su cabello preocupado–. Pero es que me sentí perdido sin ti, tu tan... yo... sentí que no encaje y termine por reaccionar así, perdoname.

Steve tomó la mano del castaño y la apretó con tristeza.

–Salí así porque debía meditar las cosas, y ahora no dejo de pensar en que me dejarás... Pero necesito que sepas, que sin ti no soy nada Tony. Perdón.

Tony negó y se aventó a sus brazos mientras lloraba.

–No importa Steve, no importa –decía el castaño entre lágrimas–. Solo... No vuelvas a irte así, por favor.

Steve, acariciándolo, asintió mientras le daba un beso en su frente–. No lo haré cariño, lo prometo.

Y ahí, entre los brazos del rubio, Tony se convenció de que Steve le cumpliría, de que todo volvería a estar bien.

–Por cierto, Tony... –Steve los separó un poco para ver directamente el rostro húmedo del castaño–. Debes tener cuidado con tus amigos, los amigos no te llevan a ese tipo de lugares, ni te ponen en ese riesgo –Steve miraba con mucha seriedad a Tony–. Yo te recomendaría que los dejarás de ver, te harán daño Tony, te conozco, y se que esta no acabará bien.

Tony se quedó callado procesando sus palabras, no entendía. Sentía que eso no estaba bien. Pero...

Te amo Tony –le dijo Steve tomándolo del rostro y juntando sus frentes–, te amo mucho.

Y el corazón de Tony latió con fuerza, convencido de que eso era verdad. Pero su mente no dejaba de estar confundida, no sabía qué pensar o cómo sentirse respecto a lo que el rubio le acababa de decir.

Porque... Steve tenía razón, ¿no? Él lo conocía y lo amaba. Y por ello sabría que era lo mejor.

¿No...?

Te Amo TonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora