Te Amo Tony

20: EPÍLOGO

Todo se sentía tan ligero...

Tony abrió sus ojos y una abrumante blancura invadió su vista.

¿Dónde estaba?

Pestañeando y tratando de adaptar su vista al entorno intento levantarse. Al principio falló, era como si su cuerpo fuera tan liviano que no tenía ningún control sobre él, unos intentos más y al fin pudo levantarse, con piernas temblorosas e irónicamente con un sentimiento de calma sembrado en su pecho.

Cuando estuvo de pie miró su alrededor. No había nada. Literalmente. Todo era... blanco.

–No espere que llegaras tan pronto muchacho.

Al voltear, vio a un hombre mayor de gafas negras. No podía ver sus ojos, pero su voz le sonó tan reconfortante que Tony se encontró confiando en él al instante.

–¿Quién eres tú? –preguntó sin entender nada.

El hombre sonrió calidamente–. Quien tu quieras.

Tony volteó la cabeza tratando de entender, estaba muy confundido.

–¿Qué es este lugar?

El hombre no cambio su postura ni su reacción, siguió sonriéndole–. El que tu quieras.

Tony frunció el ceño, esto no estaba funcionando. Trato de recordar que había pasado antes de estar en ese lugar. Y entonces, de forma dolorosa, una serie de imágenes se presentaron frente a él.

–Te amo Tony. Te amo tanto que no puedo dejarte ir...

La cuchilla... él terminando con todo...

–¿Estoy muerto?

Tal vez era una pregunta estúpida, pero Tony no se sentía muerto, al contrario,  se sentía más vivo y en calma que nunca.

El hombre sonrió–. Tal vez.

Tony se miró las manos, luego su entorno y luego al hombre de gafas.

–¿Y ahora qué hago?

–Pues... Este lugar está hecho a base sueños y anhelos –hablo el señor con esa voz tan pacífica y tranquila–. ¿Qué deseas tu?

Tony frunció el ceño–. No lo se...

–¿Seguro?

El castaño cerro sus ojos un momento, tratando de soportar la confusión. Tratando de entender. Pero mientras cerraba sus ojos, lo único que podía pensar era en una sola cosa:

–Quiero empezar de nuevo.

El hombre asintió–. Si es lo que tu quieres.

Tony soltó el aire retenido. Antes de irse, debía saber algo.

–¿Y Steve?

El señor inclinó la cabeza borrando ligeramente su sonrisa–. Es curiosos que preguntes después de lo que te hizo... él no pudo con tu pérdida.

–¿Esta muerto? –preguntó Tony sintiendo una mezcla de cosas en su interior. Pena, dolor, paz.

–Esta pagando por sus errores. –fue lo único que respondió el hombre de gafas.

–¿Esta... en el infierno?

El hombre soltó una carcajada, admirando la inocencia del chico frente a él.

–Eres curioso niño, pero debes irte ahora.

Tony miro a su alrededor, todo era blanco–. ¿Hacía dónde?

El hombre se encogió de hombros–. No lo se, hacia donde tu quieras.

–Gracias.

Y eso fue lo último que dijo Tony antes de dar media vuelta y empezar a caminar, hasta volverse un punto lejano, hasta volverse parte de la misma nada.

El hombre de gafas sonrió–. Buena vida muchacho.

Después de todo, Tony tal vez si podía tener un final feliz.

Un final feliz...

O un comienzo feliz.