Capítulo 7: La Casa de Caramelo

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 Al lado de un bosque vivía un pobre leñador con sus dos hijos y su esposa

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 Al lado de un bosque vivía un pobre leñador con sus dos hijos y su esposa. Su hijo mayor se llamaba Vash y la menor Elise, aunque la apodaban Lily. Sobrevivir cada día era un sacrificio, y cuando un período de malas cosechas azotó la zona y los animales de las granjas comenzaron a morir misteriosamente, la hambruna apareció y ya no tenían ni para el pan de cada día.

Una noche la familia se encerró en su casa durante una tormenta. En su habitación, el leñador le dijo muy angustiado a su mujer:

— ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo podremos alimentar a nuestros hijos si ni siquiera tenemos para nosotros?

—Tengo una idea—dijo la madrastra— Mañana llevaremos a los niños al bosque, prenderemos una hoguera y le daremos un pan a cada uno. Luego nos iremos a trabajar y quedarán solos en el bosque sin poder volver a casa.

— ¡Estás loca!—exclamó indignado— ¿Crees que voy a abandonar a mis hijos en medio del bosque para que algún animal salvaje se los coma?

— ¿Y qué otra idea se te ocurre, imbécil? ¡Si no los abandonas, los cuatro moriremos de hambre!

La mujer siguió gritándole e insistiéndole, hasta que su marido, en medio del llanto, accedió a seguir el plan.

—Mis pobres hijos...—dijo entre sollozos—No merecen esto...

Lo que los adultos no se habían percatado es que desde la habitación de al lado los hermanos habían escuchado toda la conversación. El hambre los había mantenido despiertos a altas horas de la noche.

— ¿O sea que... nos van a abandonar?—le dijo Lily a su hermano entre sollozos. El la abrazaba para calmarla.

—No te preocupes—le dijo Vash—Tengo un plan mucho mejor.

Aprovechando el ruido de la lluvia que taparía otros sonidos, Vash salió de la casa y juntó rápidamente unas piedras blancas y brillantes que se encontraban en frente de la casa. Volvió a su habitación, y le dijo a su hermana:

—No te preocupes, yo te protegeré.

A la mañana siguiente, la madrastra los despertó para llevarlos al bosque. Le dio un pedazo de pan a cada uno para el almuerzo. Lily guardó su porción y la de su hermano en su delantal, porque Vash llevaba en sus bolsillos las piedras. Mientras ingresaban cada vez más en este terreno desconocido, Vash iba arrojando las piedras blancas aprovechando las distracciones. Una vez que estuvieron ya muy alejados de su hogar, el padre les pidió que junten leña y así armaron una hoguera.

—Quédense aquí y descansen—dijo el padre—Por la tarde vendremos a buscarlos.

Los hermanos durmieron una larga siesta al lado del fuego, y cuando despertaron el sol ya había desaparecido. Vash le enseño a Lily el camino de piedras que brillaba bajo la luz de la Luna, y junto corrieron rápidamente por el bosque para volver a su casa. Una vez de regreso, tocaron la puerta y su madrastra se llevó una gran sorpresa al verlos de vuelta. El padre se alegró, pero sabía que su felicidad era temporal, porque su esposa aún quería que se deshiciera de ellos. Esa noche, Vash intentó salir a juntar más piedras, pero su madrastra había cerrado la puerta con llave.

[Hetalia] Cuento de Luz y SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora