Capítulo 11: El Espejo de Plata

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 Los Vargas se despertaron con un delicioso aroma a panqueques

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 Los Vargas se despertaron con un delicioso aroma a panqueques. Matthew se encontraba en la cocina preparando el desayuno. Los hermanos y su abuelo bajaron rápido gracias a su hambre. Kumajiro ya se encontraba sentado en la mesa para desayunar.

—Mattie, no tienes que despertarte tan temprano todos los días—le dijo el abuelo.

—No me molesta, señor Vargas—le contestó.

En sus dos días de estadía en la casa, Matthew se había despertado temprano para limpiar y hacer el desayuno. El creía que era lo mínimo que podía hacer para agradecerles por dejarlo quedarse con ellos. Y gracias a esto, había logrado caerle bien a Lovino, lo cual no era fácil.

El abuelo comenzó a notar que alguien estaba faltando en aquel lugar.

— ¿Alguno ha visto a Romeo?—preguntó.

— ¡Aquí estoy!—respondió al aparecer detrás de ellos.

Romulus observó sus pies, y vio que estaban sucios con tierra. Había dejado unas pisadas que conducían hasta la puerta que daba al jardín de la casa.

— ¿Estuviste saliendo de noche?

—No—le contestó a su abuelo, a lo que su nariz creció. El abuelo suspiró.

Se habían dado cuenta que cada vez que el títere mentía, su nariz crecía. No estaban muy seguro del por qué, pero Matthew les había comentado que en un libro que leyó se explicaba que cuando mentimos la presión sanguínea aumenta y la nariz se inflama. Posiblemente esta era la forma en que manifestaba en una persona de madera

—Romeo, ya hablamos de esto. No debes dejar que nadie te vea.

— ¡Tan solo estuve en el patio!—exclamó, a lo que su nariz volvió a crecer.

—Lo dejaré pasar esta vez, pero no quiero que vuelvas a escaparte.

Mientras Matthew servía el desayuno, el abuelo fue a buscar un serrucho para cortar la nariz de Romeo. El títere estaba algo enojado. Él no quería pasarse toda su vida encerrado. Tenía apenas unos días de vida y ya quería recorrer el mundo que lo rodeaba. Sus hermanos (o lo que sea que fueran) y Matthew le había estado enseñando algunas cosas básicas de la vida, como que la gente generalmente reacciona mal cuando ve a un títere de madera moverse y hablar. A veces se imaginaba como sería ser de carne y hueso, ser un humano de verdad ¿Acaso la gente lo querría? No había forma de saberlo. Las veces que se había escapado aprovechaba para observar mujeres humanas a lo lejos, pues en su casa no había ninguna y le parecían bonitas. Realmente no estaba muy seguro por qué había dos tipos de humano, pero ese es otro asunto.

En otra parte del reino el príncipe Gilbert salía de caza con un cazador que le habían asignado. Según ellos, Antonio se encontraba ocupado y no podía acompañarlo. En realidad, era todo parte del plan de Rowena para deshacerse de él. Ella le había encargado al cazador matarlo, esconder el cuerpo y entregarle su corazón como prueba. Para ello debía llevarlo a una zona alejada, donde nadie podría escuchar nada.

[Hetalia] Cuento de Luz y SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora