El Amor No Existe

31.- Preguntas

Naruto

- ¿Así te sentías cuando ibas a conocer a mis papás? - reí nerviosamente cuando faltaban algunos minutos para llegar a la casa de Sasuke.

- Supongo, pero no hay mucho de que preocuparse, al menos no con mamá, aunque con Itachi no te puedo prometer mucho - respondió acariciando mi hombro gentilmente mientras yo conducía.

- Eso me tranquiliza - murmuré irónicamente deteniéndome en un semáforo.

Y de un momento a otro mis mejillas estaban siendo sostenidas por las suaves manos de Sasuke mientras me miraba fijamente y acercaba su rostro al mío.

- Hey, aunque le agrades a mi hermano él no lo admitirá fácilmente, y es porque es un tonto demasiado protector, pero yo sé que te aceptará por el simple hecho de que me haces feliz- habló suavemente y con seguridad, para después dar un beso en mi frente.

Mi corazón se aceleró con sus acciones, y cuando Sasuke empezaba a soltarme; fuí yo esta vez quien lo tomó por sus mejillas para acercarlo a mí y besarlo cariñosamente.

La luz del semáforo cambió, y seguí conduciendo, con el corazón y la mente más calmados.

Realmente quería agradarle a la mamá de Sasuke y a su hermano. Cuando nos hagamos pareja- si nos hacemos pareja (maldición, no debo hablar como si fuera un hecho que Sasu querrá ser algo más), quiero poder convivir correctamente con la familia de mi teme.

Reboté mi pierna de manera nerviosa, hasta que la mano de Sasuke se posó en mi rodilla, dándome un apretón cariñoso seguido de suaves movimientos circulares con su pulgar.

- Lo siento, en serio estoy tratando de controlarme - dije tomando el volante con una mano mientras con la otra acariciaba su cabello.

- No te disculpes, te comprendo demasiado, solo trata de no estar tan tenso, o tu cabeza dolerá después - respondió acariciando mi mano en su rostro.

- Adoro cuando te preocupas por mí - dije ya más tranquilo.

- Dobe. Sigue conduciendo; pronto llegaremos - sonrió mirando por la ventana.

Diez minutos después llegamos a una casa blanca con numerosas ventanas, rodeada de rosas rojas y hortensias azules.

Estacioné el auto, y antes de bajar Sasuke me tomó de la mano.

- Todo estará bien, mamá e Itachi saben que jamás aceptaría salir con alguien si no considero que realmente vale la pena - entrelazó firmemente nuestras manos y depositando un beso en mi mano sin soltarla.

Sonreí enternecido, afianzando el agarre, y salimos del auto.

Cuando tocamos el timbre la puerta fue abierta por una señora de cabello y ojos negros, cuyo rostro me recordó enseguida a mi hermoso teme.

- Oh...ya están aquí, rayos, quería terminar de hacer el pastel antes de que llegaran, - la señora suspiró acercándose a Sasuke - debiste avisarme que llegarían pronto - se quejó abrazándolo cariñosamente y dándole un beso en la mejilla.

- Te avisé, pero nunca viste los mensajes - respondió mi teme correspondiendo el abrazo con una sonrisa.

- Bien, mi culpa. - aceptó riendo su madre y cuando lo soltó su mirada cayó en mí - Y tú debes ser Naruto. Espero que Sasuke ya te haya hablado de mí, pero por sí acaso: soy la madre de Sasu; Mikoto - me dijo amablemente extendiendo su mano para saludarme.

- S-si, es un placer y un honor conocerla señora Mikoto - respondí el saludo trabando de sonar lo más cordial posible.

- Solo Mikoto está bien, no hace falta ser tan formal. Entren y descansen un rato mientras termino de hornear el pastel - habló adentrándose también en la casa.