4

1.7K 115 79
                                    


Abril Brown

Me mire en el espejo una última vez y cogí mi tote bag para salir hacia el hospital del mar, hoy tenía sesión de cuentacuentos con los niños y seguramente me pase toda la tarde allí. Habían pasado dos semanas desde que empecé la psicóloga y todo parecía ir algo mejor, aunque había días en los que tenía un bajón anímico muy grande, pero ya me había avisado Clara que era parte del proceso.

Según ella, no podría haber recuperación sin recaídas y sin bajones, pues tanto lo bueno como lo malo era parte del aprendizaje y realmente no podía estar más de acuerdo con ella. Además, llevo unos días en los que no he tenido que utilizar la mascarilla y en las que el tratamiento parece ir funcionando, y eso era lo que necesitaba, lo que mi cuerpo necesitaba.

Me despedí de mis padres y fui andando hacia la estación de metro, en la cual pude divisar en la pared un poster del club azulgrana con la figura de Pedri y Démbéle como centro de atención.

Ese cosquilleo que sentí al verle en la consulta de la psicóloga volvió aparecer, pues recuerdo como el chico llamaba mi atención cuando jugaba en la selección. Sin embargo, toda ilusión futbolística y por tanto fanática hacia los jugadores acabo cuando me detectaron mi enfermedad. Suspire y baje mi mirada al móvil para elegir una canción, savior complex sonó de fondo durante mi recorrido hacia el hospital.

No fueron más de 25 minutos cuando conseguí llegar a las puertas del hospital y salude a Rosa, la recepcionista del ala general.

- Hola mi niña bonita -me estrujo en sus brazos y sonreí cálidamente-

- Hola Rosa ¿qué tal? -bese su mejilla-

- Mejor ahora que te veo -acaricio mi pelo- los niños te echaron en falta la semana pasada.

- Yo a ellos también -hice una mueca- pero tuve una recaída y no salí de casa -vi como junto sus labios- pero llevo unos días mejor, tengo fé en el tratamiento -dije por primera vez positiva sobre ello-

- Me alegra escucharlo -asintio con su cabeza- ¡anda sube no te quiero hacer perder el tiempo! Después te llevo algo de comer que necesitas proteínas -me apunto con su dedo y reí-

- Está bien -asentí con mi cabeza-

- Ah por cierto Abril -había comenzado a alejarme pero me dí la vuelta-

- ¿Si?

- Hoy hay una visita especial para los niños, me han informado de que vienen unos jugadores de la cantera del Barcelona, de fútbol -me sorprendio pero asentí-

- Serán los del segundo o tercer equipo alomejor -me extrañaría que fueran los del primer equipo con todos los partidos que tenían que jugar de liga, o eso había escuchado de mi padre-

- Seguramente, no sé exactamente pero es solo para que lo sepas llegarán en una hora.

- Gracias por la información Rosa, nos vemos -sonreí-

- Adiós cariño -se volvio a sentar en el escritorio-

Al llegar donde estaban todos mis niños, una sala común que había para que jugaran y se relacionaran con los demás, empezaron a correr hacia mí para agarrarse a mis piernas.

Mi pecho se encogió de alegria al verlos. Era una idea preciosa el hecho de que tengan esta sala, pues para la mayoría de los niños el hospital era como su primer hogar.

Pedro, aunque yo le llamaba Pedrito, un niño que había robado mi corazón con solo 6 añitos seguía agarrado a mis piernas y con un poco de esfuerzo lo pude coger para abrazarlo entre mis brazos. Sentí como puso su cabeza en el hueco de mi cuello y acaricie su cabecita, ahora sin rastro de cuero cabelludo. Cerre mis ojos y aguante mis lágrimas, hace dos semanas tenía todavía pelo.

Savior ComplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora