12

1K 79 23
                                    


Abril Brown

Mire el número en la pantalla del móvil nerviosa, sintiendo todo el peso de la gravedad sobre mi cuerpo. Inspire y espire recordando los movimientos que el canario hizo el otro día para ayudarme. Decidí llamar a pesar de todas las emociones que estaba sintiendo en estos momentos. Un pitito, dos pitidos, tres pitidos...

- ¿Abril? -trague saliva-

- Hola Sira -murmuré avergonzada-

- ¿Cómo estás?¿Todo bien? -sentí mis ojos picar-

- Si... yo estoy en Barcelona.

- Lo sé -cerré mis ojos-

- Siento no haberlo dicho antes -suspire-
¿podemos vernos? -la llamada quedó en silencio-

- ¿Es lo que realmente quieres? -me pregunto suavemente-

- Desde que abrí los ojos en Qatar y la vida me dio una segunda oportunidad he deseado hacerlo -pero he sido una cobarde con todo el mundo-

- Desde que la vida te dio una segunda oportunidad yo también -sonreí entre lágrimas-

- ¿Cuándo te viene bien? -pregunte ansiosa-

- ¿Qué te parece hoy mismo una cena tu y yo? -asenti desenfrenadamente aunque no pudiera verme-

- Me parece genial -a penas eran las 5 de la tarde por lo que tenía tiempo-

- Te veo a las 9 y te paso la dirección -me dijo- te encantará el lugar.

Nos despedimos y prometimos vernos en unas horas, colgué con una sonrisa difícil de esconder.

- ¿A qué se debe tanta felicidad señorita? -escuche un acento muy característico y con mi mirada busque su persona-

Pedri estaba apoyado en la puerta que daba al jardín con sus brazos cruzados. Vestía unas calzonas de baloncesto, descalzo y sin camiseta. No pude evitar desviar mi mirada hacia sus abdominales, mas marcados de lo que recordaba.

La tensión que había entre los dos era palpable, pero era más notorio el amor que nos seguíamos teniendo. Ni él, ni Danielle, ni sus amigos, ni nadie podría negar eso.

- He hablado con Sira -sonreí plenamente y vi como sus ojos se achinaron y esbozaba una sincera sonrisa-

- No sabes cuánto me alegro Abril -asentí mirando mis pies-

- Gracias -dije sincera-

- Puedo llevarte si quieres -levante la mirada-

- No pasa nada si tienes cosas que hacer, puedo tomar un autobús -dije convencida-

- Dani está preparando la despedida para esta semana y yo estaré aquí, no me cuesta nada.

- No insistiré entonces -di por terminada la conversación y me senté en una de las sillas del jardin-

Cerré mis ojos sintiendo el sol que hacía hoy en Barcelona, se sentía bien. Sentí una presencia cerca de mí y abrí solo mi ojo izquierdo para ver cómo el chico estaba a mi lado mirándome.

- ¿Qué pasa? -pregunte-

- ¿Ya te olvidaste? -subió una ceja-

- ¿De que me olvide mister plátano? -de verdad me encontraba confundida-

- Levanta mister graciosa, hoy empezamos a retomar el fútbol -se alejó haciendo un sprint hacia el campo que había en el jardín-

- Mierda -susurre para mi-

Savior ComplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora