Capítulo 12

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La noche había caído, el aire era frío, la luna llena alumbraba junto a las estrellas el cielo oscuro, la ciudad estaba tranquila para ser un viernes.

En el departamento de Quackity, todos dormían plácidamente, excepto el dueño de dicho departamento, quien estaba en una de la ventanas, sintiendo la ventisca tan fresca, mentiras fumaba un Malboro, una mala costumbre adoptó cuando se casó. La había dejado cuando sucedió el divorcio, y la terapia lo ayudó a la par de sus cercanos, pero después de la última detonación que tuvo su corazón, volvió a recaer.

"Pinche vida mierda, puro pendejo me ha tocado..."

Los pensamientos negativos invadían su mente, haciendo que tuviera una escena muy dramática.

Al terminar su cigarro, se retiró de la ventana, cerrándola para evitar que su casa se enfriara. Caminó hasta su cama, dejándose caer en esta, buscando una de sus almohadas para abrazarla, el sueño lo venció rápidamente.

En la mañana, un pequeño moreno subió a cama del azabache, saltando para despertar a su papá.

—¡Hoy viene, hoy viene!—gritaba con emoción el niño—¡Mi padre Schlatt hoy viene, y y conocerá a mi papá Lusu!

El mayor abrió los ojos de inmediato, levantándose en un impulso.

—¡Merlon!—lo tomó de las manos, deteniendo sus saltos—Ni se te ocurra decir algo sobre Lusu frente a tu padre.

—¿Por qué?

—Porque... Este... Pus porque Lusu no está listo, no lo obligues.

—Ay, bueno—bufó—Pues ya que, sigo con dos papás y sin hermanos. ¿Le podré pedir a los Reyes un hermano? Pero que sea Anselmo.

—Pídeselos, si todo sale bien este fin de semana a lo mejor y si te llega.

—¿Qué?

Ignorando al menor, volvió a imaginar su cita, pensando en como vestirán, el lugar al que irían, la comida, los besos y la manoseada en las bancas de La Alameda.

Oh si, la cita perfecta.

Después de una hora, el azabache iba regresando de la escuela junto al castaño, ambos estaban callados, mirando sus alrededores.

—Ya me estoy aprendiendo el camino—habló el mayor, atrayendo la atención del otro.

—Pus que bueno mi buen, ahora si te voy a mandar a la escuela cuando sea junta, o ceremonia, y yo no pueda venir.—trató de sonar animado, pero fue notoria su angustia.

—Me imagino que el trabajo no es flexible con los permisos, que hijos de puta.

—Si, bueno...—dudó en hablar, no sabía como decirle sobre su ex esposo sin que se vieran—Al rato vienes por Anselmo nada más, por Merlon vendrá su papá, irán a comer y ya después llegarán a casa, te aviso pa' que no te preocupes.

—¿Seguro? Podría quedarme para verificar que se vaya con su papá.

—No, no, Merlon sabe bien que no se debe ir con extraños, además de que está muy emocionado de ver a su padre.—respondió de la manera más convincente que le era posible.

—Ummm vale, te haré caso.

Una vez de vuelta en sus departamentos, el pelinegro fue directo a prepararse para el trabajo, mientras el castaño recogía su habitación, ordenando su clóset.

"¿Usaré algo elegante o algo más causal?", aquella pregunta mental que se hizo el ojicarmín le provoco cierta pena, se sentía como un adolescente eligiendo la ropa que usaría en su primera cita.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora