Capítulo 33

556 74 22
                                    

Una hora después, Quackity despertó en una camilla, miró a todos lados analizando en dónde estaba. Se levantó despacio, sintiendo la cabeza frágil.

—Ah chinga, ¿y yo que hago en el IMSS?

Caminó buscando la salida y se encontró con Luzu tomando un café en un pasillo.

—¡Lusu!—se acercó a este—¿Qué pasó? ¿Por qué estamos aquí?

—¡Quacks! ¿Estás bien? ¿Ya te dijeron los doctores que nos podemos ir?

—¿Cómo?

—Es que te desmayaste pero pues te lastimaste la cabeza, al parecer te abriste.

En cuanto el castaño terminó su explicación, los recuerdos inundaron al azabache, sintiendo un dolor en el estómago.

La imagen vivida del lavabo manchado de sangre y pétalos lo pusieron nervioso.

—Pues ya estoy bien, amonos mi buen.—contestó cortante, desviando la mirada.

El español estuvo a punto de cuestionar su tono tan serio, pero solo lo vió acelerar el paso a la salida del hospital.

Quackity no quiso mencionar el tema del lavabo, tendría que dar muchas explicaciones ya que ese síntoma era algo que leyó en libros que Karl le prestó hace algunos años.

El regreso a sus casas fue casi en total silencio, nadie se atrevió a preguntar sobre la situación.

Una vez llegaron, Quackity corrió al baño, quería limpiar el desastre del lavabo, pero una vez ahí, se llevó una sorpresa confusa.

No había nada. Todo estaba limpio.

"¿Aluciné? Puta madre, no debí leer esas madres del Hanaki, nomás me proyecté como pendejo.", pensó y rió de si mismo frente al espejo.

Ya un poco más relajado acerca del tema, se lavó la cara para despejar su tensión, aún tenía un asunto pendiente muy grande encima.

A pesar de la preocupación, el plan que tenían no iba a cambiar, los niños seguían siendo prioridad ante todo.

Cuando dieron las 6:30 de la tarde, estaban camino al punto de reunión, repasando el plan una y otra vez.

Y es que Luzu estaba totalmente preocupado, tanto por los pequeños como por el azabache quien parecía débil, notaba como se mareaba y en momentos se sentía aturdido. Cada tanto, el castaño le preguntaba al mexicano si se encontraba bien, pero este solo asentía y cambiaba el tema.

—Ya estuvo weyes, de aquí pa' dentro del Parque este no pueden pasar, pero ya se la saben, quédense cercas bien escondidos.

—Simón primo, cualquier cosa ya se saben la señal.—respondió Beni, y se disperso a la par de Cochi.

El español y el mexicano entraron con cuidado al lugar, era un parque bastante escondido, tenía unos pocos juegos como columpios y una resbaladilla, una cancha de basketball y el resto era pasto que se notaba descuidado desde hace un tiempo, pues estaba muy crecido.

Había unas pocas lámparas que lograban alumbrar el camino para no caerse en el camino lleno de piedras.

En la cancha, se encontraban Dream y Technoblade, junto a Merlon y Anselmo.

Se acercaron un poco, solo hasta que los extranjeros se dieran cuenta de su presencia.

—Te dije que vinieras solo, little duck.—el rubio reclamó.

—Ni te preocupes Dream, este wey solo viene por su hijo también, aquí venimos a hacer las cosas limpias.—aclaró el azabache.

—¿Es el español ese, he? Perfect.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora