Capítulo 34

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Los sonidos de la maquinaria del hospital fueron lo primero que escuchó Quackity, abrió con suavidad los ojos, pero su visión se veía borrosa aún. Conforme despertaba, analizaba el lugar donde estaba, notando a un castaño de sudadera oscura sentado en un costado de su cama, estaba cabizbajo, durmiendo.

El moreno movió sus manos con cuidado, tocándose la cara ya que sentía una tela que lo cubría.

Al sentir las vendas, se dió cuenta de que estas cubrían su costado izquierdo de la cabeza.

—¿Qué...?

Trató de recordar que había sucedido en las últimas horas, recordaba su encuentro con Dream, pero cuando empezó la pelea sorpresa todo se volvió nublado.

—Esos cabrones...—dijo a si mismo con rabia.

Mientras seguía intentando recordar, una joven de cabellos castaños y bandana azul en la frente, entró despacio.

—Don Luzu, le traigo su-

—¿Por qué te metes sin tocar, he?

—Discúlpeme Don Quackity, es que venía a darle su café a Don Luzu, no sabíamos cuanto tiempo iba a tomar su recuperación y entonces-

—¿Qué tal que hubiéramos estado cogiendo?—interrumpió cortante—Ya no hay ni privacidad de las zorras en los hospitales.

—¿Perdón?—la mujer dejó el café en la pequeña mesa al lado del español—Don, yo no tengo la culpa de su ruptura, no se desquite conmigo, no le sirve de nada, mejor preocupese por arreglar las cosas con su ex en vez de estar reclamando a terceros que ni tienen que ver.

—Que falta de respeto, no me hables con ese tono, he. A la única persona que le aguante esos regaños fue a un compa de la primaria, ni crea que me voy a dejar solo porque terapea a mi ex.—ante lo último dicho, la muchacha se puso nerviosa, miraba a todos lados.

—Yo me retiro, espero se recupere pronto Don Quackity.

Melissa se retiró lo más pronto que pudo, el azabache pudo notar los nervios de ella, pero asumió que era porque "la había puesto en su lugar".

—Y el pinche Lusu ni se movió, yo creo hubiera defendido a su zorra esa.

—Quacks...—la voz del mayor hizo dar un pequeño salto al mencionado.

—Ah chinga, ¿a qué horas te despertaste?—lo miró nervioso, quedándose perplejo al ver su cara llena de moretones y con algunas gasas.

—No estaba durmiendo tan profundo, solo descansaba un poco, como puedes ver, también yo estoy hecho mierda.

—Ah ya, entonces, ¿qué pasó? No recuerdo nada después de los primeros siete golpes.—centró la atención en ese tema para evitar lo recién sucedido con la amiga del mayor.

—Esos gilipollas nos tomaron por sorpresa, cuando menos lo pensé, huyeron y nos dejaron en el suelo, pero tu tuviste la peor suerte.—su mirada rojiza se notaba preocupada.

—Es que ya iba con lo de la cabeza, me agarraron en bajada.

—Si, pero el sujeto del cabello rosado te cortó la cara, a eso me refiero. No sabemos si vas a poder recuperar la vista del ojo izquierdo.

—No chingues... ¿Y los niños dónde están?—aunque la noticia lo impactó, cambió de tema para evadir sus sentimientos.

—Se quedaron con Wilbur en casa de tu compañero Charlie, tus primos no han vuelto desde de que llegamos al hospital, dijeron que iban a darse una vuelta.

—Esos cabrones, con que no se vayan a perder, pues todo bien.

El español desvío su mirada a su café, tomándolo para beber de este. Un pequeño silencio se creó entre ellos, Quackity no quería hablar, se sentía muy indispuesto, pero Luzu no quería dejar las cosas en el aire.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora