Capítulo 32

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Llegaron al Oxxo, la pista que les proporciono el compañero del español fue vital para confirmar quienes estaban detrás del secuestro de los niños.

Si, se trataba de Dream y Technoblade.

—¿Y esos quiénes son? ¿De dónde os conocéis, Quacks?

—Hace un tiempo, peleé con ellos un caso junto a Wilbur y Eret, todo fue muy sucio de su parte, pero yo descubrí que tenían unas propiedades de manera ilegal, entonces los expuse y se las quité, me quedé con las escrituras porque Eret las obtuvo pero me las encargó ya que el wey se la pasa en otros lados.

—Algún día deberíamos tener una cita para que me cuentes tus patoaventuras en los casos que has tenido.

—¡Uy! Si vieras la de anécdotas que tengo, un día te contaré.

—Bueno, ¿entonces qué vamos a hacer?—interrumpió el más alto de lentes.

—No lo sé, llamaron a Quackity hace unos minutos y le propusieron una negociación que suena bien, pero no sé que decisión vamos a tomar.—contestó el español.

—Luzu, le voy a entregar esas pinches escrituras, mis hijos son más importantes que el changarro de Eret, además, si él quiere esa propiedad, ¿pa' que se va?—habló serio el azabache.

—Bueno pues, le van abriendo porque tengo que atender a los clientes y ustedes nomás están estorbando.—volvió a interrumpir Mariana.

—Gracias Osvaldo, aunque, ¿no deberían hablarle a la policía por lo del asalto en la madrugada?

—Ay mi buen Luzu, aquí eso pasa con regularidad, nomás que a ti no te ha tocado aún, pero no te desesperes, no tardas en ser protagonista.—respondió de vuelta el de lentes.

—Bueno bueno, ya, ¿no? Ya bajenle a sus coqueteos, ámonos.—con seriedad, y ciertos celos, salió del local seguido de sus primos.

—Nos vemos pronto, prometo reponer mi ausencia.—suspiró con una media sonrisa—Muchísimas gracias, Mariana.

El europeo salió de la tienda y se juntó con los otros tres. Caminaron un par de cuadras tratando de trazar un plan de acuerdo a las instrucciones dadas por los secuestradores de sus hijos.

Pero Luzu, Beni y Cochi no estaban de acuerdo con la decisión que quería tomar Quackity.

—No.

—Ay pinche Beni, esos weyes nomás quieren las putas escrituras.—contestó con mucha confianza.

—Primo, algo huele mal en esa cazuela, los extranjeritos esos no son de hacer las cosas honestas, vieras allá en el rancho como tenemos que andar con esos cabrones.—replicó el castaño antes mencionado.

—Tienes razón pero tampoco quiero jugarle al vergas sabiendo que los niños están de por medio, esos cabrones matarían a quién haga falta—respondió el pelinegro.

—¿Por qué no le dices a tu ex? Si el wey tiene influencias podría hacer algo al respecto.—comentó Cochi.

—Ahora que sé quienes fueron, podría decirle porque son sus amigos, ¡a huevo! Dejen le llamo nomás pa' reclamarle.

—Quacks...—interrumpió Luzu—¿No crees qué Schlatt también está liado en todo esto?

—¿Por qué Schlatt secuestraría a su propio hijo? A ver, dime.

—Para hacerte daño de alguna manera, si no también, ¿por qué se metería con mi hijo?

—Híjole, no sé, si está raro la verdad...—comenzó a pensar lo que el castaño europeo le había dicho.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora