Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)

Capítulo 17

⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
En este capítulo se trata un tema un poco delicado que tiene que ver con el trauma infantil, no es muy explícito pero se recomienda discreción.

A la mañana siguiente, después de dejar a los niños en la escuela, Luzu se estaba alistando para ir a su primer día de trabajo, Quackity lo miraba sentado desde la cama, la forma en la que peinaba su cabello hipnotizaba al pelinegro.

—¿Qué tanto miras?—preguntó sacando de sus pensamientos al menor.

—Oh pues, ¿ya no puedo echarme un taco de ojo de mi vieja?—recibió una risa como respuesta.

—Mejor deséame suerte, espero se me dé bien esto de trabajar como cajero y sus cosas.—se miró dudoso en el espejo—¿Crees qué voy bien?

El azabache se levantó de la cama, acercándose por su espalda, abrazándolo con suavidad.

—Tas bien pinche guapo, no mames, Lusu, al chile si te andaba robando.—ronroneó hundiendo su rostro en la espalda del mayor.

—¿Robando? ¿Qué cosa? ¿El corazón? No te preocupes por eso, vas bien.—el menor rió, no lo había entendido.

—Decía de secuestrarte, pero también.—pasó sus manos por el pecho del contrario, bajando estas para meterlas por debajo de la ropa.

Ante el tacto, Luzu soltó un suspiro, las manos frías del moreno le erizaron la piel, pero cuando sintió que bajó hasta su cintura a punto de meterlas por debajo del pantalón, lo detuvo.

—Debemos ir al trabajo, tranquilo.

—Perdón, es que me pierdo contigo, neta no tengo noción de nada. Ya, perdón.—sacó sus manos y se separó del mayor.

—Paciencia, es lo único que te pido.—volteó a ver al pelinegro—Podríamos organizarlo mejor y tener la seguridad de que nadie nos va a interrumpir, además de estar listos, quisiera que fuera algo muy especial.

—Va, voy a buscar un motel acá bien elegante y romántico, conozco algunos pero la neta quiero uno más chingón porque se trata de ti.—el castaño alzó una ceja.

—¿Conoces algunos?—la emoción del azabache bajó al escuchar la pregunta, el otro lo notó al instante—No, no, no, no iba por ahí mi pregunta, sabes que a mi no me importa lo que dijo el cabronazo ese.

—Ta bien, mi buen.—suspiró, el ambiente se sintió incómodo por un momento—Mira, si, conozco algunos porque, cuando no podía salir del círculo vicioso, ese wey se aprovechaba de mi vulnerabilidad, y fuimos a varios.

—Ese desgraciado...—abrazó al de menor estatura, acariciando su pelo—De tan solo imaginar que te toca un solo cabello, me dan ganas de matarlo.

—No, Lusu, no te rebajes a su nivel, ese cabrón no vale la pena.

—Lo se pero—tomó las manos de Quackity, desviando la mirada—No quiero que os haga daño a ti o a Merlon Vegetta, no puedo permitir que eso avance.

—Tranqui, mi buen, ese wey nunca le haría daño a Merlon, y pus yo ya no me dejó.—sonrió buscando los ojos del extranjero, pudo notar como se formó una mueca en su rostro.

—Ayer hablé con Anselmo, al parecer Merlon no tiene el sueño tan profundo como tu pensabas.

—¿Cómo? ¿De qué hablas?

—Merlon nos escuchó, escuchó vuestra pelea y también cuando yo me metí para que te dejará en paz.—al moreno se le fueron los colores, estaba asustado.