Capítulo 45

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—¿Acaso crees qué es una competencia? A diferencia de ti, yo si veo a mi hijo como MI HIJO, no como un item valioso.—la voz del azabache se elevaba.

—Te estás alterando Flatty Patty, ¿seguro que no quieres un whisky?

—No, gracias.—se levantó de la silla—Hoy pasaré por él a tu casa, avísale pa' que recoja sus cosas.

—Quackity...

—Y mañana mismo te paso mi carta de renuncia.—habló en alto—Nos vemos en la corte, espero tu cooperación para que no sea un lío, no tiene porque ser un drama.

Sin volver a mirarlo, Quackity salió de la oficina del mayor.

Este último soltó un gruñido.

Estúpido pato.

Un par de horas después, el mexicano estaba fuera de la casa de su ex esposo.

Estar ahí le traía muy malos recuerdos y sensaciones, aunque recién había hablado con su amado español de ojos rojos, lo que le ayudó a distraer todos esos pesares.

Tocó el timbre en silencio, esperando algunos segundos para volver a tocar.

—¡Meeerlon, mijo!

Llamó al menor, pero no parecía que estuviera alguien en la gran casa.

—Ni crean que me voy a quedar así, hoy llegó a mi casa con mi hijo o no llegaré a casa.—se dijo a si mismo.

Pasaron unos minutos, Quackity se había sentado en frente de la puerta recargado en esta, la cual se abrió repentinamente.

—¡Ay cabrón!

—¿Apá?—el pequeño miró como su papá estaba en el suelo—¿Qué haces aquí?

—Vine por ti, pensé que ya sabías porque le dije a tu padre que te avisará para que recogieras tus tiliches.

—No, no me aviso de nada...—el azabache se levantó y abrazó a su hijo con fuerza.

—Perdón, debí venir por ti mucho antes, perdóname Merlon.

Siendo correspondido por el otro, ambos se soltaron a llorar en silencio, dándose consuelo uno del otro.

Estaban tan acostumbrados a su compañía mutua, que en las últimas semanas sintieron mucha soledad.

Entonces, mientras tenían su momento emotivo, unos aplausos se escucharon.

—¡Que escena tan bonita! Casi me pongo a llorar yo también.—el hombre bronceado entró a la casa.

—No seas mamón, culero.—reprendió Quackity.

—Oh, no no, nada de eso Flatty Patty...—comenzó a desabrochar su cinturón—Merlon Vegetta, vete a tu habitación.

El niño estaba por irse, pero su papá lo detuvo del brazo.

—¡No, mijo! Vete, corre a la calle.—le entregó su celular y cartera—Vuelve a casa, allá te alcanzo.

—¡Merlon! Yo soy tu padre, obedece o la vas a pagar como la semana pasada.—estas palabras encendieron algo en el mexicano.

—¿Cómo dijiste, cabrón?—pasó al pequeño detrás suya—¿Acaso le tocaste un pelo a mi hijo?

—Oh, ¿así qué vas a pelear conmigo?—golpeó con su cinturón un jarrón cercano, rompiéndolo para intimidar al los dos azabaches.

Moriría por mi chamaco, pero también mataría por él, no me retes.

—¡Uy, que miedo! El inútil de Quackity por fin va a dar la cara, claro... ¿Ya olvidaste que yo te saqué de la miseria?—se acercó y lo tomó del brazo—Eres una zorra malagradecida.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora