Viajar 15 horas fue todo un reto para el español, puesto que su hijo estuvo inquieto durante el transcurso, para ambos fue pesado pero el papá se llevó la parte más agotadora.
El atardecer pintaba el cielo cuando llegaron a tierras mexicanas, hacia un muy buen clima. Rivers y su pareja los recibieron en el aeropuerto, la pareja se había ofrecido en cuanto Rubius les habló para preguntar sobre un departamento para Luzu, ya que estaban de vacaciones en la capital de México.
—¿No los agotó un viaje tan largo?—preguntó la mexicana.
—La verdad es que si, y más por cierto niño travieso.—miró al pequeño fingiendo molestia, Anselmo jugó con sus manos nervioso.
Luzu no era alguien muy extrovertido, mucho menos con personas que apenas había visto en fotos, limitándose a la cordialidad con los amigos de su amigo. Aunque tardaron algunos minutos en llegar al departamento que habían conseguido, el ambiente fue tranquilo, ya que Anselmo agarró confianza con los nuevos amigos y platicaba sus pequeñas aventuras que tuvo en España.
—Y así fue como mi hermano mayor me hizo una cicatriz en el dedo, pero fue un accidente y por eso mis papás no castigaron a Frederick.—dijo en un tono inocente el pequeño, mientras la rubia miraba con asombro la cicatriz en su dedo.
Después de una breve bienvenida y tour por el lugar, finalmente el castaño pudo liberarse de socializar, el cansancio y su depresión lo dejaron sin energía alguna. Verificó que su pequeño haya caído rendido al colchón, escapando alguna lágrima de los ojos carmín del mayor, recordando su antigua familia. Pensó en desempacar y ordenar, pero sus ojos pesaban más que las maletas, cayendo a las sábanas con el menor, ambos durmiendo profundamente.
El cansado Luzu no podía dormir continuamente, las pesadillas eran algo regular en su ciclo del sueño desde hace varios meses, interrumpiendo su progreso, y ahora añadiendo el leve estado de alerta en el que estaba por la obvia situación de estar en un país nuevo.
En cierto punto de la madrugada, una pesadilla lo dejó petrificado, negándose a llorar ante la situación. Miraba el techo, sus pensamientos intrusivos parecían ganar hasta que unos gritos lo sacaron de su trance. Con cuidado de no despertar a su hijo, se asomó por la puerta buscando el origen de los gritos, encontrándose con un pelinegro enfrente de su departamento.
—¡Señor!—el pelinegro se acercó al castaño cargando a un niño pequeño con desesperación—Mi hijo se quemó y debo llevarlo al IMSS, ¿puede cuidarme mi rancho?
—Si si, claro, usted vaya rápido, yo le cuido su departamento.—contestó preocupado y un poco asustado.
"¿Por qué mierda me dejó cuidando su departamento este tío? Con dejarlo cerrado bastaba, ¿no?" pensó mientras veía a su vecino irse.
Por curiosidad, se asomó al departamento vecino y vió como se estaba quemando el mantel de la mesa, ahora entendía porque le había encargado su casa. Entró y sofocó el fuego con trapos mojados, procurando que no se extendiera, también abrió las ventanas para que el humo saliera.
Regresó a su departamento para revisar a su hijo, el cual seguía durmiendo profundamente. Soltó un suspiro de alivio al saber que solo fue un leve susto para él y no para su pequeño.
Su teléfono timbró, avisando de un nuevo mensaje. Lo tomó y desbloqueo abriendo el chat.
| Rubius
en línea•¡Hola Luzu! Me ha dicho Rivers que fue un poco agotador para ti este viaje, descansa.
•Vegetta te manda saludos.Gracias, la verdad estoy muerto, Anselmo ya está durmiendo y yo estoy ayudando a un tío que casi se le quema el departamento.•
Vaya forma de empezar esta nueva vida en México, pero ahora es menos tenso el ambiente sabiendo que estoy lejos de él, es un alivio.•
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Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)
FanfictionA raíz de un amargo divorcio, Luzu emprende un viaje a México para despejar su mente y corazón. Sus amigos ofrecieron ayudarlo a encontrar un hogar temporal en la Capital, abriendo una nueva oportunidad de hacer su vida desde cero, pero no está tota...