Capítulo 24

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—Lusu, tranquilo, ese pendejo no te va a quitar a Anselmo, mis primos y yo le damos un levantón antes de que suceda algo, te lo prometo.—trataba de tranquilizarlo, acariciando su espalda.

Estaban en la sala del español, los niños seguían en casa del mexicano, por lo tanto era un buen momento para hablar de lo sucedido.

Luzu no dejaba de llorar, trataba de no romperse pero se sentía con mucho miedo, le asustaba la sola idea de tener que confrontar a su ex marido.

—Ese maldito cabronazo es capaz de hacer lo que sea por lastimarme, sabe bien que Anselmo es mi punto débil, sin él ya hubiera muerto.

—No lo voy a permitir, ese culero se las va a tener que ver conmigo primero, le vamos a dar un levantón.—el mayor lo volteó a ver, limpiándose las lágrimas—Seré tu abogado, ese wey no se va a llevar a tu hijo, tiene las de perder hasta al hermano de Anselmo.

—Si Frederick tuviese que dejar a su padre, Auron me mataría, es su adoración.

—Pues si le sigue jugando al vergas, eso va a suceder, y por pendejo.

Cuidadosamente, la mano morena acogió una de las mejillas levemente coloradas y húmedas por aquellas lagrimas llenas de frustración y miedo. Sus miradas se conectaron, sintiendo como el mundo se detenía, admirando cada detalle mutuo.

—Tus ojos son tan lindos cuando me mirás, Lusu...—la piel pálida que sostenía con la palma de su mano se tiñó aún más—Se llenan de brillo, te ves más contento y con esperanza, ¿eso provoco en ti?

—Pensé que ya era muy obvio.—ambos soltaron una pequeña risa.

Quackity limpio con sus pulgares las lágrimas del mayor, besando su frente con mucha suavidad.

—Te quiero mucho, te voy a proteger de ese culero, no te va a quitar a Anselmo, primero le corto los huevos.

Después de tan lindo momento, ambos se tranquilizaron para volver con los niños, quienes estaban bastante distraídos jugando canicas, mientras los primos se servían para cenar.

La noche se sintió pesada para la pareja, pero trataban de mantener la calma para no levantar sospechas, era un asunto delicado el cual podía destruir lo que habían construido.

Unos cuantos días después, no había señales de Auron, ni de Schlatt, cosa que preocupó a Luzu, su cabeza lo llenaba de miles de pensamientos intrusivos; por suerte, Quackity estaba ahí para sacarlo de ese tormento.

Y es que en realidad, ya actuaban como una familia sin serlo formal o legalmente, pero sus personalidades congeniaban bastante bien, estaban cómodos con su vida cotidiana, aunque siempre había sorpresas de por medio.

Como ahora, que salieron los cuatro a pasear por Chapultepec, a petición de Merlon.

Los españoles estaban impresionados con la cantidad de personas que quisieron estafarlos, y Quackity solo se reía cuando los detenían específicamente a ellos dos, se notaba que ellos no eran originarios del país.

—Joder, que pesados sois los vendedores de este lugar.—bufó el castaño mientras miraba a sus alrededores, tratando de evitar más a aquellos comerciantes ambulantes.

—Cállate, Lusu, que sino te van a linchar todos los de acá.

—Quackity, no puede ser que llevamos un par de horas aquí y nos han intentado estafar más de diez personas, encima solo a Anselmo y a mi, ¿no te jode?

—Más bien me da risa, pero si te entiendo, cuando iba en la primaria me fuí a los United States con mi jefecita para trabajar en vacaciones y si me llegaron a tratar raro, como que nadien me volteaba a ver, sepa la madre porque, no sé si estaba muy feo o que chingados pero si, también he pasado por cosas así.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora