Capítulo 40

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Llegando a casa, los dos niños se quedaron en la sala del mexicano junto a Luzu, quién estaba atónito, se veía más pálido de lo normal.

Después de revisar que Merlon no tuviera ningún golpe más, el mayor se fue a la cocina para hervir agua, un té podría ayudarlos a sentirse mejor.

Anselmo se asomó con lentitud por el marco de la entrada, el moreno lo miró y le hizo una seña para que entrase, haciendo caso a dicha seña con un poco de miedo.

Se quedaron callados mirando el pocillo de agua con atención.

—S-Señor Quackity—la temblorosa voz del pequeño español rompió el silencio—Mi papá Auron se quedó con el móvil de mi papá Luzu.

—... No te preocupes, le compraré uno nuevo yo de Reyes.—sonrió tratando de tranquilizar al menor, pero no funcionó.

—¿Qué le pasa a mi papá? No ha dicho nada desde hace rato, tengo miedo.

—Anselmo, no te preocupes, estoy aquí para–

El mencionado lo abrazó de golpe, haciendo dar un pequeño salto al más alto.

—Yo sé que mis padres no son compatibles pero entonces, ¿por qué siguen peleando por mi culpa?—Quackity pudo escuchar como se le quebraba la voz a pequeño castaño—Si yo desapareciera, ¿mi papá Luzu estaría mejor?

Las lágrimas salieron repentinamente, dejando al mayor un poco impresionado.

"Esto es lo que quiero evitarle a Merlon.", pensó.

—Anselmo...—tomó aire, agachándose para estar a la altura—Es que es complicado, las relaciones de los mayores siempre lo son.

—Pero usted lo entiende, ¿no? Le pasa algo muy similar con su ex esposo y Merlon se ve tan feliz a pesar de eso, ¿qué estoy haciendo mal yo?

—Es que, es diferente...

—¿Qué pasa con mi padre?—el otro pequeño se asomó, aunque en realidad estaba escondido escuchando.

—Nada mijo, tu ve a ver al Lusu a ver sino está tieso o necesita algo.—contestó, tratando de persuadir el tema.

—No quiero, no quiero ver a ese señor aquí con nosotros más.

—Merlon, no seas grosero o te va a ir en feria al rato.

—¡Desde que ese Don llegó a nuestras vidas tu y mi padre no se hablan como antes!—estalló en lágrimas.

—¡Merlon!

—¡Ya no quiero estar contigo!

Salió corriendo y se escuchó un portazo, preocupando a Anselmo.

—Tranquilo Anselmo, va a estar bien, solo se va al pasillo a hacer berrinche, ahorita voy por él.

—¿Está seguro? Perdóneme por haber causado este desastre.—bajó la cabeza, con aún lágrimas descendiendo.

—Tranquilo Ans, hay que ver que le pasa a tu papá y ahorita voy a ver a Merlon Vegetta, le compro unos cheetos y asunto arreglado.

—Yo iré a verlo igual, ya regreso.

—Anselmo.—antes de que el pequeño diera otro paso, lo llamó.

—¿Si?

—No es tu culpa, nunca lo será, solo son adultos, los adultos somos pendejos muchas veces.—suspiró un poco estresado—En cuanto tu papá esté bien, platiquen.

El pequeño asintió, terminando de secar sus lágrimas con la manga de su suéter, pero fué al baño para buscar papel, su nariz no le dejaba respirar.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora