PASADO: HUGO, CARLA Y CLAUDIO.

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-Pero no me pueden echar, por favor, se lo suplico, mi casa es rentada y debo ya bastante, lo que mi esposo gana no es suficiente como para poder cubrir todo- arrodillándose ante su patrona- se lo suplico- repitió- tengo dos niños pequeños.

-Carla ya ponte de pie! entiende que hagas lo que hagas ya estás afuera, estás despedida, ya no hay lugar para ti en la cocina de este restaurante.

-Pr favor... ¿Qué puedo cambiar? dígame y lo haré.

-Para que tú cambiaras deberías volver a nacer, llegas todos los días tarde, sudada y con mal olor.

-Debo correr para llegar a tomar el bus y los dos trenes.

-Eso no es mi tema, no puedo tenerte más aquí, mi hermana necesita el empleo y yo la contrataré.

-Su hermana y toda su mugrosa familia está hasta la coronilla de dinero, ella no lo necesita, al menos no tanto como yo.

-Eso no me- im-por-ta- separando casa sílaba- ya vete o llamaré a la policía.

-Llámela! Ande! no le tengo miedo a esos uniformados, ni a ti, ni a nadie.

-Eso verás- tomando su móvil- hola, policía, vengan urgente, una mujer loca está haciendo escándalo en mi restaurante, a plena noche, creo que está bajo el poder de los narcóticos, intentó matarme, adiós- guardando su móvil.

     En la cárcel 04:00AM:

-Oficial! Oficial!- gritó Carla aferrada a los barrotes.

-¿Qué quieres? ya deja de molestar.

-Discúlpenme, pero yo soy una ciudadana honrada que trabaja duro y paga sus impuestos, jamás consumí drogas y jamás lo haré, así que si quiere mostrar un poco de humanidad, por favor permítame hacer una llamada, tengo derecho a eso ¿No? ¿O es qué también nos van a cobrar por respirar?- la oficial asintió luego de suspirar ya frustrada, prosiguiendo a abrir la celda.

Llamada: 

-Hola Hugo!- desesperada.

-No mami, soy yo Tahiel ¿Cómo estás?- la mujer sonrió un poco al escuchar la voz tierna del niño, también respiró hondo para contener sus lágrimas.

-Muy bien mi amor ¿Dónde está tú padre?

-Hablando con la vecina.

-¿Tú y Matías están solos?

-Sí, pero no te preocupes mami, Mati me cuida.

-Tahiel, tú eres un niño grande y fuerte, dile esto a tú hermano... dile que no llegaré a casa hoy, ya mañana por la mañana podré esta con ustedes y abrazarlos, los amo.

-Yo igual mami- sonido de un beso.

Fin de la llamada.

    La oficial la regresó de nuevo a su celda junto a otras tres mujeres.

-¿Carla?- preguntó una, acercándose a ella- vaya, vaya pero qué tenemos aquí, Carlita, la nerd de la secundaria.

-¿Qué quieres Paula?

-Ya deja eso ¿Sí? olvidemos el pasado, al fin y al cabo ambas acabamos en el mismo lugar. A propósito ¿Cómo es qué alguien como tú está aquí? ¿A quién mataste?

-A nadie aún, me acusaron por narcóticos, pero es falso, ¿Tú?

-Prostitución, no fue mi culpa, ese mal nacido no quiso pagarme y yo gratis no trabajo.

-Supongo que estás acostumbrada a tratar con hombres- ésta la miró mal- sin ofender ¿Puedo hacerte una pregunta? de mujer a mujer.

-Anda, escupe, vomita.

-¿Es normal qué tú esposo deje a tus hijos solos para hablar con la vecina a las cuatro de la madrugada?

-Caray, no... bueno... no tengo esposo, pero hasta lo que sé eso no es algo bueno, no es buena señal. Creo que te engaña.

-Como sea, eso no me importa, sólo que no deje solos a los niños, Cómo si ese no fuese el único de mis problemas!- bufó.

-¿Qué te sucede?

-... 

Con los hermanos:

-¿Quién era hermano?

-Mami, Mati.

-Dijo algo.

-Sí, que me cuides, hoy no vendrá ¿Crees qué se quedará cocinando personas?

     Matías rió -No cocina personas, cocina para personas.

-Ah, no sé, eso creí- rió.

-Ve a dormir pequeño.

-¿Y tú? ¿Y papá?

-Papá fue a hablar con Juana y sabes que cuando eso sucede no regresa hasta el amanecer, tú ve a la cama ¿Quieres qué te cuente un cuento?

-No, eso es para bebés.

-¿Y tú qué eres?- preguntó Matías entre risas, pero él ya no estaba en la habitación.

     Nuevamente en la cárcel: 

-Bien, te escucho, dijiste que ese no era el único problema y cuando te pregunto no quieres responder.

-No es algo grave, pero sí grave para mi y ahora me siento una completa inútil- sollozando en silencio- todo mal, todo siempre me sale mal y yo lo único que hago es tratarlos bien a todos.

-Puedes dejar de hacerte la misteriosa y hablar de una vez por todas!- ésta la observaba en silencio, aún con lágrimas en sus mejillas- Habla ya mujer! 

-Me echaron de mi empleo, te explico, yo trabajaba como cocinera en un importante restaurante, ya sabes, de esos a los que asiste la gente con dinero.

-Ah, sí esos que sólo vemos a lo lejos porque no no alcanza siquiera para siquiera para pisar la vereda y el agua parece oro, por el precio, claro.

-Sí, el hecho es que mi sueldo cubría gran parte de los gastos del hogar, pero vendiendo zapatos no gana mucho... 

-Pero ¿Por qué te echaron?- interrumpió Paula.

-Hugo tomó un nuevo empleo según el, sale por las noches y llega al día, por lo que yo debo ir a llevar a los niños al colegio y traerlos de regreso, llego tarde al trabajo y a mi casa y la jefa no lo permitió más.

-¿Tú marido trabaja por las noches y además eso le da tiempo para hablar con la vecina? 

-Sí, yo sé que él me es infiel, pero demasiados problemas tengo como para agregarle ahora una separación.

-Yo tengo una solución, pero es algo arriesgada, no apta para cobardes o señoras bien- con un tono misterioso.

-A partir de ahora ya no soy nada de eso, la vida me ha golpeado y muy fuerte, habla.

-Muy bien, conozco un lugar, una casa más bien mansión donde precisan de un cocinero, el anterior ya no está con nosotros- persignándose.

-¿Se murió?

-Lo mataron, el pobre hombre cocinó un platillo el cual tenía veneno, al parecer era un espía encubierto y bueno, el jefe se dio cuenta de todo eso.

-¿Para quién voy a trabajar?

     Paula rió maliciosa y divertidamente- La Mafia.

-¿Qu- qué?

-Tranquila no es el fin del mundo, sólo debes hacer las cosas bien y listo... eso sí, es un trabajo con ciertos riesgos como... no sé, que te secuestren o maten si es que hay algún tiroteo entre mafias o se metan con tú familia.

-Acepto ¿Dónde y cuando?

     Paula la miró sorprendida- Guau! tienes coraje, ¿Segura qué lo harás?

-Sí, mis hijos corren dos riesgos, o los mata la Mafia como tú dices, o los mata el hambre y para ser sincera, actualmente, corren riesgo de la segunda, habla ahora.


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