VÍCTIMAS DE DOLOR: NADIE SE COMPARA A TI- ÚLTIMA PARTE

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Tom: 

—Tika no comencemos de nuevo por favor.

—¿Por favor? ¿Y tú dices por favor? yo soy aquí la que debe estar molesta.

—¿Tú? ¿Por qué siempre tú? también soy humano y también tengo sentimientos aunque no lo creas.

     Ambos estaban peleando en la sala, todo porque los amigos de Tika se decían apodos cariñosos entre sus parejas y eso le molestaba, sí, aunque parezca tonto Tika a veces era demasiado insegura y siempre necesitaba tener una prueba de que algo o alguien realmente era suyo, a pesar de que aquí nadie es de nadie.

—Yo lo creo Tom, en serio —tomando su mano— es sólo que a veces siento celos.

—¿Celos de una muerta? ¿Es en serio?

—Todos les dicen algo bonito a sus parejas, amor, cariño, entre otros apodos y tú sólo me llamas así, Tika! 

—Es que ese es tú nombre! 

—Ese es el punto Tom, hagamos una cosa entonces, tatuémonos la fecha del día que nos conocimos.

—No me pidas eso porque no lo voy a hacer —tomando su chaqueta— tengo trabajo que hacer.

     La realidad es que no tenía ningún trabajo, sólo necesitaba tomar un poco de aire, estar lejos de Tika.

—¿Cómo se le puede ocurrir qué haga tal cosa? —habló solo mientras conducía— yo lo único que quiero es olvidarla y a ella se le ocurre que nos tatuemos la fecha, en la que supe que en verdad estaba muerta en mi piel, lo se, también es el día en que nos conocimos y si sólo fuera eso lo haría, porque la quiero mucho y siento gran aprecio por ella, pero no la amo, Ángela por qué te tuviste qué morir! 

      Me maldigo todos los días por no poder ser lo que ella espera de mi, Por qué no puedo amarla! —gritó aumentando la velocidad, al doblar una esquina su automóvil baja unos centímetros, había pinchado dos ruedas, ¿Quién en este mundo puede pinchar dos ruedas en un mismo día y en un sólo camino? Sólo Tom Arcano. 

     Frenó el automóvil y dejó caer su cabeza al volante, estuvo así por unos instantes, hasta que luego salió de éste y se dispuso a caminar, había llamado a uno de sus hombres y alrededor de dos horas le enviaría un auto. 


     Ángela:  

    En la Iglesia se encontraban Marco, los padres y la hermana de éste y el Padre quien los casaría, pero todo era un simple ensayo, era sólo para que cada uno supiera cual era su lugar en el gran día, tanto los padrinos, madrinas y damas de honor eran todos conocidos de Marco, dado que ella no conocía a nadie.

     Actualmente la pareja estaba de pie frente al altar, cuando el padre le pregunta a Ángela— Angélica Mash ¿Acepta por esposo a Marco Sintony, tanto en la riqueza como en la pobreza, en la alud como el la enfermedad, todos los días de tú vida hasta que la muerte los separe? 

—¿Eh? —respondió ella cayendo en la realidad— ¿Me estaban hablando a mi? 

—¿Es en serio Angélica? —preguntó Marco algo molesto.

—Lo siento, no estaba concentrada, perdón padre.

—Descuida hija —respondió el sacerdote con una voz pacífica. 

—No, aquí el que no te perdona soy yo, ésta es la vigésima tercera vez que lo practicamos, ya ni me dan ganas de casarme.

—Entonces no nos casemos! —exclamó extendiendo sus brazos, el sacerdote se persignó.

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