HERMANOS- JUNTOS ANTES Y AHORA, HASTA EL FINAL

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         Tahiel dijo -Ahora- luego puso fin a la llamada y se escuchó un disparo casi al mismo tiempo.

-Qué hiciste infeliz!- gritó Matías corriendo en dirección al río.

-Justicia Matí, sólo justicia querido hermanito- hablando solo.

     Para cuando él llegó a su casa había un montón de sujetos muertos, sus hombres algunos heridos y su mujer desangrada.

-Lucía!- corrió hacia ella tomándola entre sus brazos, pero ya era demasiado tarde había muerto en el instante -Lu... mi amor- acariciando sus cabellos, éste estaba llorando.

-No siga señor- Matías desvió su mirada hacia uno de sus hombres quien estaba herido en su brazo -está muerta, de la nada un sujeto con un arma apareció y mató a la señora, para cuando quisimos disparar una gran cantidad de hombres de Tahiel aparecieron y nos atacaron, fue todo una gran balacera.

-Ángela ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hija?- desesperado.

-Ella estaba aquí, con Tom, pero luego la perdí de vista.

     Matías se puso de pie rápidamente y marcó a Tom, éste afortunadamente le explicó que ella se encontraba con él.

-Tahiel!- gritó con furia y un gran odio, lo odiaba, odiaba al niño ese que tiempo atrás lo era todo, hoy las cosas iban a cambiar para todos, pero en especial para el menor de los hermanos.

     El día del funeral: 

     Todos los aliados estaban allí de su lado, él dejó una rosa roja sobre el ataúd, luego posó su mano en él -Me harás mucha falta, pero te lo juro mi amor, mi querida, te lo juro por mi propia vida que protegeré a nuestra hija y que Tahiel me las va a pagar una por una, antes era una venganza, ahora es personal y te juro que no voy a descansar hasta ver a ese infeliz seis metros bajo tierra- luego se alejó de él.

     Mientras la sepultaban, por su mente se cruzaban millones de recuerdos, pero en especial uno.

     Tiempo atrás:  

    Para esta época Matías era un joven de unos veinticinco años, éste admiraba la vista de las calles por donde solía vivir, antes de tener que vivir solo luego de la muerte de Claudio.

     En una de esas calles vio claramente medio... completamente molesto gritaba a una mujer, ambos sujetos aparentaban la misma edad de él aunque ella parecía más joven, él elevaba sus manos y ella sólo lloraba, la gente pasaba por allí sin decir nada, bajando la vista y negándose a ver una cruda realidad de la vida.

     El semáforo estaba en rojo por lo que le permitió seguir observando.

    Ella se enfrentó a él y éste le tiró una bofetada, Matías no lo pensó, fue más como un impulso y de la nada se bajó del automóvil.

-Hey tú! - gritó Matías corriendo hacia el lugar -Quién te crees para tratarla así! 

-Y tú qué te metes en asuntos qué no son tuyos!- empujándolo, ella sólo observaba sin comprender.

-Mira idiota, no te conviene jugar conmigo.

-¿Ah no? ¿Y tú quién eres si se puede saber? 

-Soy Matías Arcano- corriendo su saco dejando a la luz un arma -¿Tienes algún problema con eso?     

      Éste no dijo nada y salió corriendo.

     Todos en ese lugar conocían en apellido Arcano y lo que hacían, desde que él se hizo cargo de los negocios de su 'Padre' todo el mundo los reconoció y temió, al igual que a los Vertuchzi.

     Ella lo miraba aterrada, intentó irse pero chocó con la pared, no sabía que hacer o como actuar, sólo se sentó en la acera.

     Hasta que él habló -¿Estás bien?- ella temerosamente asintió -tranquila, no me temas, no te haré daño, no soy como él.

-Gr-Gracias... por... todo esto.

-Descuida, ten- tendiéndole un pañuelo desechable -limpia tú labio.

-¿Mi labio? ¿Qué tiene? 

-Está sangrando- confesó -ese tipo... ¿Es tú pareja?- sentándose junto a ella.

-Es mi novio- aún sollozando.

-¿Viven juntos?

-Sí, yo... - iba a hablar pero un nudo en su garganta se lo impidió.

-Ya no llores, ese tipo no merece tus lágrimas.

-No me arrepiento.

-¿A qué te refieres?

-Él es un violento, me encerró a la fuerza y yo me escapé, es por eso que casi me mata.

-¿Cuándo? 

-Recién, amenazó con matarme.

-¿Cuál es tú nombre? yo soy...

-Matías... sí ya lo sé, Lucía... mi nombre es ese.

-Bonito nombre- susurró - por cierto... ¿En dónde te quedarás? 

-En lo de una amiga, supongo- cabizbaja.

-Te propongo algo, pero si tú te niegas no me opondré, es tú decisión.

-Habla...

-Ven conmigo, no me mal interpretes, es sólo para que puedas pasar las noches, aquí está helando y puedes enfermarte, tendrás la habitación de huéspedes... es sólo hasta que encuentres donde quedarte.

-¿Tú dices? yo no tengo dinero para pagarte .

-Jamás te pedí que lo hicieras, sólo quiero asegurarme de que estés bien, la casa es enorme ni nos cruzaremos y podrás entrar y salir cuando tú quieras, eres libre.

     Ella sonrió -Está bien, acepto.

     Dado que estaba helando y ella sólo se escapó con una musculosa y un pantalón, en medias, tenía mucho frío.

-Estás temblando- Matías se quitó su saco y la cubrió con éste -listo.

-Matías... ¿Por qué haces todo esto?

-Porque quiero ayudarte, eso es todo, ¿Vamos?

-Vamos.

    Y ambos se subieron al automóvil.

     Fin del recuerdo.



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