SÓLO UNO: FUTURO Y HERMANOS.

14 1 0
                                    


     SÓLO UNO

     Luego de una mañana un tanto... ¿Demente? ambos bajaron a desayunar, estaban sentados, enfrentados pero sin dirigirse la palabra, hasta que Tom decidió romper ese fastidioso silencio.

—¿Estás enojada? 

—¿No es obvio?

—No lo sé, jamás se sabe.

—No te entiendo.

—¿Qué no entiendes? 

—Como puedes ser así conmigo, me despedí de ti, pero no, tú me tenías que raptar, siempre ere así y luego me preguntas por qué estoy molesta.

—... ¿Por qué tenías esa foto en tú notebook? —y ella se atragantó con el jugo.

—¿Estuviste espiando mis cosas? 

—No, sólo pasé y la vi... Ángela ¿Por qué eres así? ¿Por qué ocultas tus sentimientos? fuiste a ese lugar sólo para llorar, para desquitarte contigo misma, o no lo sé, no soy psicólogo, pero... estoy aquí —tomándole la mano que tenía sobre la mesa— siempre lo he hecho aún cuando no te conocía, Ángela, sólo déjame conocerte, sólo... 

—Sólo lo dices porque sabes que en este problema estamos metidos los dos, porque... sabes que si yo muero, pero si tú mueres, yo iría todos los días a visitar tú tumba... ¿Y sabes por qué? —con sus ojos cristalizados— porque soy tan estúpida que ni para suicidarme sirvo... soy... 

—Wow, wow, wow —interrumpió— ¿Tú... ¿Tú intentaste quitarte la vida? —ella se puso de pie e intentó huir, pero éste fue más rápido que ella y ésta chocó contra su cuerpo.

—Oye! 

—Respóndeme.

—Ahora tú estás molesto conmigo ¿Verdad? 

—No, no estoy molesto, sólo quiero que me respondas.

—Sí lo estás, mira... cuando... cuando estás molesto me dices así, Ángela, pero cuando no me llamas Angelito.

 —No cambies el tema, tú dices una cosa, pero luego haces otra, jamás dices lo que haces, te contradices.

—No lo hago, sólo no lo pensé, fue un momento en el que sentí que me faltaba el aire y la soledad me consumía, llegué a la cocina y... tomé el cuchillo más filoso, me senté en mi cama y lo apunté, pero... en ese momento la notebook se encendió, no sé cómo, pero sólo pasó así de la nada, vi nuestra foto y... no sé, sólo no lo hice, pensé que sufrirías mucho y no quería hacerte sufrir —Tom la abrazó colocando su cabeza en su hombro.

—¿Segura qué sólo fue por eso? —rompiendo el abrazo pero sin separarse mucho.

—Sí, en ese momento pensé, Espera tienes un estúpido qué llorará por tú muerte y necesita de tú protección! —rió y él también lo hizo.

—Número uno, no soy estúpido y segundo, no necesito tú protección.

—¿Qué no? aunque te cueste admitirlo, me necesitas, sin mi, no sobrevivirías ni un minuto.

—Angelito, sabes perfectamente que eso no es cierto.

—Ves! me llamaste Angelito, ya no estás enojado conmigo —dio un saltito y lo abrazó.

—Sólo admite que tanto tú como yo, ambos nos necesitamos mutuamente.

—Cállate ya! quiero disfrutar de este abrazo.

—Sólo admítelo —susurró.

—Está bien, si tú piensas eso, a los locos hay que darles la razón —rió.

     En eso el móvil de Tom sonó— Dime... ya está todo listo, perfecto, enseguida bajo.

—¿Qué sucede? 

—Una entrega que estábamos esperando llegó, pero falta gran parte de la mercadería, bajaré para darles las nuevas instrucciones acerca de qué hacer con esto, sabes que sin mi no saben hacer nada.

—¿Llegarás muy tarde? 

—Supongo —suspiró— eso depende de si tengo que matar a alguien o no —depositando un beso en su mejilla.


     Él se fue y el día continuó con normalidad, leyó, paseo por el parque... ¿Qué más se puede hacer cuándo estás huyendo de la muerte? Salir a correr! se cambió de atuendo a uno deportivo y partió, eran alrededor de las 10:00PM, ya había llegado a las veinte cuadras cuando su móvil vibró: 

Tom: Llegaré tarde, no me esperes despierta.

      Apagó el móvil y luego de un rato regresó a la casa.


     02:00AM...

     Todo estaba en silencio y ella descansando, oyó como la puerta se abrió y un peso se recostó junto a ella abrazándola y tomando por su cintura, no se alarmó, creyó fielmente que ese hombre era Tom, volteó aún con los ojos cerrados hasta que tocó su rostro y notó una leve barba Y Tom no tiene barba! 

     Abrió sus ojos, empujó a ese cuerpo de encima suyo, encendió la luz de noche y... 

—Qué haces en mi habitación Josh! 

—¿Esperabas a alguien más? porque sí parecía que esperabas a alguien más... vaya Ángela Arcano, ni a mi me permitías llegar tan lejos.

— De qué hablas!

— De qué Tom se robó lo qué es mío! —gritó como un loco.

—No soy de nadie, Josh... 

—No! Ángela perdón ¿Sí? volvamos, volvamos a lo de antes, sé que ya no sientes nada por mi, pero puedo volver a enamorarte, sí, eso haré, volveré el tiempo atrás ¿Qué dices? 

—Que te vayas de mi habitación y que tengo sueño.

      Ángela estaba a la derecha de la habitación junto a la mesita de noche y Josh a la izquierda separados por la cama que estaba justo en medio de ambos.

     Ella observaba como Josh se volvía cada vez más loco, sínico, sabía que sus palabras no eran precisamente lo que él esperaba pero era la verdad, ella no lo amaba y en ese momento lo único que pasaba por su mente era dormir, con Tom o sin Tom a su lado, sólo deseaba dormir.

—Ángela, tú, tú estás muy equivocada, no dices lo que sientes.

—¿Y tú qué sabes de mis sentimientos? Eh! 

—Ven aquí! —exclamó él.

—Tú no me dirás qué hacer! Vete! ¿Comprendes o lo deletreo? V-E-T-E! y sí es posible no regreses.

—Ya basta! —gritó, abalanzándose hacia Ángela al igual que un tigre hambriento lo hace con un pobre y desdichado conejito.

     Ella quedó contra la pared sin poder huir, vio hacia ambos lados, necesitaba ayuda aunque ésta proviniera de ella misma.

     Vio un porta retratos junto a su mesa de noche con una imagen de su familia, tomó fuerzas de donde no supo y empujó a Josh lo suficiente para poder tomar el cuadro y romperlo en la cara de Josh, literalmente el cuadro se rompió en su cara, vidrios, pequeños fragmentos de vidrio cayeron al suelo, la nariz de éste sangraba muchísimo, como un grifo abierto y roto, mientras que ella sólo tenía un corte en su mano, también sangraba, pero definitivamente no era nada comparado con lo de Josh.

     Él salió de allí casi corriendo dejando todo un camino de pequeñas gotitas de sangre —probablemente quebró su nariz.

     Para su mala suerte, justo cuando él iba de salida Tom llegaba.

—¿Qué te sucedió? ¿Qué hacías dentro? tú lugar es vigilar desde afuera.

—Tú querida Ángela, tú Angelito, rompió mi nariz y quién sabe qué más.

      En ese momento Tom subió corriendo las escaleras hasta llegar a su habitación, quedó paralizado cuando vio la sangre, los vidrios y a ella llorando, no se podía ver bien el claro porque llevaba su rostro escondido entre sus rodillas, pero oía su llanto y notaba su respiración entrecortada. 

ARCANO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora