OJO POR OJO: LA TRAGEDIA FAMILIAR

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     El tiempo había pasado, literalmente había volado, ambos se habían casado a la semana del regreso de Jess, ambos eran aficionados al riesgo y estaban muy enamorados, ya no querían perder más tiempo.

     Al año llegó al mundo Jessica Anabelle Isabelle Vertuchzi, su primera hija aunque de cariño le decían Jessica Junior. 

     Jess estaba muy feliz con todo lo que estaba sucediendo en su vida, estaba comenzando a ser feliz, por otro lado Tahiel amaba mucho a la nueva integrante de su pequeña familia o como él prefería llamarla, su hermosa flor. 

     Siete años después, ellos se habían mudado a una casa cerca del campo y cerca de los Vertuchzi, dado que Tahiel ya trabajaba con ellos.

    Jessica Junior, se había convertido en una hermosa niña de cabello pelirrojo, al igual que su madre y ojos grises como los suyos. 

     Todo iba perfecto hasta que un buen día el móvil de Tahiel suena, era Salí, ellos mantenían un buen vínculo a pesar de todo lo sucedido, es por eso que no le extrañó su llamado y por eso atendió: 

     Llamada: 

—Hola Sa... 

—Amigo no hay tiempo!, necesito, necesito tú ayuda. 

—Te oyes agitado ¿Dónde estás? 

—Necesito que vengas y me salves, En serio hombre! 

—No puedo ir, estoy cuidando a mi hija, Jess salió y estoy jugando con ella. 

—Óyeme bien mafioso amansado!, tú hermano... 

—Se oyen tiros Salí! 

—Qué novedad! estoy corriendo por mi vida, tú hermano me quiere matar, me metí en un gran problema con los Arcano. 

—¿Qué hiciste? 

—Es la idiota de Lucía, ahora está con los Arcano, está bajo la protección de Matías y ahora él me quiere matar, él... —y se oye un disparo.

—Salí! hola... Salí, Salí ¿Estás ahí? 

—Hermanito! —habló Matías.

—Por qué hiciste eso!, él es mi amigo.

—Era y no me culpes a mi, él se metió con mi gente y eso no lo perdono, Lucía es mi novia y con ella no se mete nadie.

     Fin de la llamada.

    Él se quedó en silencio, mientras guardaba el móvil en su bolsillo, Matías estaba fuera de control.


     

     Un año después, habían ido a dejar a Jessica Junior en el colegio, la niña amaba cuando ellos la podían llevar, casi siempre lo hacía un chofer. 

     De regreso, pasaron por una Iglesia —debían pasar por esa calle dado que era parte del camino— pero al llegar oyeron el llanto de un bebé.

—¿Oyes eso? es de adentro —soltándose del brazo de Tahiel para ir hacia el lugar.

—Jess, Jess ven —siguiéndola— ¿A dónde vas? 

—Ven conmigo, Apúrate! oí algo.

     Ambos se adentraron a la Iglesia hasta llegar a una pequeña mesa, donde había una caja algo grande y dentro de ella un pequeño bebé, que no paraba de llorar. 

—No puede ser! —Exclamó en voz baja ella— es chiquitito.

—Cómo lo pueden dejar en una caja de cartón!, no es un perro —tomándolo en sus brazos. 

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