Capítulo 8

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La rubia observaba la aldea por la ventana, estaba preocupada por su niño -Tsunade ¿tienes noticias del jinchuriki? -la Hokage vio con molestia a los ancianos -tuvo un enfrentamiento con uno de los líderes de Akatsuki, logró huir, se está ocultando, lo están buscando -los ancianos sonrieron con egoísmo -por lo menos está vivo, esparciremos un rumor en las aldeas, el jinchuriki ha regresado -la rubia los vio con odio -¿son idiotas?, si Akatsuki se entera, no se detendrán en atacar la aldea -los tres la vieron mal -tiene un mes para regresar o lo daremos como ninja perdido -la Hokage azotó su pie en el piso causando un pequeño terremoto -sobre mi cadáver, será mejor que se vayan de aquí o no responderé -los consejeros la vieron con superioridad, salieron del lugar -Shizuneeee -la azabache entró -dile a Shikaku que venga -la asistente salió con velocidad. Un sapo apareció en su escritorio, la rubia lo levantó con velocidad, lo sangoloteó, el sapo se asustó -habla -el sapo asintió rápidamente -Naruto-chan dice que kisame, Kakuzu y Hidan miembros de Akatsuki, ya no existen -la rubia sonrió con malicia -te daré un pergamino, entrégaselo -el sapo asintió, de inmediato lo escribió, sello y firmó, el sapo desapareció.

Por la puerta entró el Nara -¿en qué le puedo ayudar Tsunade-sama? -la rubia se sentó en su silla con más tranquilidad -necesito que vayas con el Daimyo -la rubia escribía -Naruto y la persona que lo ayudó han destruído a Kisame, Kakuzu y Hidan, toma este pergamino, explica la misión que le estoy asignando, quiero que pongas en mal a los ancianos, no me importa cómo, me han estado presionando para darlo como ninja perdido, por un lado es verdad, pero apenas comenzaron a acosarme con eso y seguirán, se sienten muy malditamente seguros, lávale el cerebro al Daymio -el Nara sonrió de lado -tengo el argumento perfecto, en la época del Sandaime, el tercero me llegó a comentar que uno de ellos filtró el estatus de Naruto como jinchuriki, pero no tenía seguridad, tengo la sospecha del porqué -la rubia lo vio con sorpresa, su rostro se endureció -Danzo, ese sujeto posiblemente quería quebrarlo para convertirlo en una de sus marionetas -

La Hokage apretó sus puños -debes tener alguna base si soltarás esa bomba -el Nara asintió -permitame entrar a la bóveda Hokage, el sandaime llevaba una investigación del caso, la guardaba con seguridad, cuando murió y Jiraiya-sama se llevó a Naruto, lo dejé de lado, la aldea ya no lo trataba como una amenaza, pero es perfecto usarlo en este momento -la rubia sonrió -hazlo, tienes mi autorización, apóyate con Inoichi y Shikamaru -Shikaku sonrió con la autorización de la rubia para entrar a la bóveda, estando en el lugar el Nara encontró el expediente del caso Uchiha, se lo mostró a la rubia, ambos sabían que habían ganado. Shikaku salió con su equipo con el Daimyo a la capital del fuego, su hijo se quedó a armar el caso con la información del Sandaime, dándose cuenta lo mucho que ha sufrido su amigo, Kakashi se unió al enterarse por la rubia, al armado del expediente con el heredero Nara.

….

El rubio observaba el agua de la lluvia caer constante, por su mente pasaban escenas de su infancia, una en especial lo fastidiaba, dos shinobis tratando de ahogarlo en un charco de agua bajo la lluvia, tenía seis años, su mirada se hizo fría al ubicar a ambos shinobis, los había visto caminar por la aldea como si nunca le hubieran hecho daño, tomó nota para cobrárselas de alguna manera -¿sucede algo? -el rubio volteó un poco su rostro, negó lentamente. Itachi entró a su cama después de colocar una barrera de chakra para que no sintieran sus presencias, estaba por acomodarse cuando un ataque de tos llegó a él, el rubio corrió al ver que se ahogaba, sirvió un vaso de agua, se lo ofreció, el azabache tomó el vaso, el rubio pudo ver la sangre en sus labios y en sus manos, abrió sus gemas un poco con sorpresa, lo vio sacar un frasco y tomar dos pastillas de golpe. Cuando dejó de toser respiraba con dificultad bastante agitado, su mirada se veía débil, su color se puso pálido distinto a su piel nívea hermosa que siempre mostraba.

Naruto levantó su mano, tomó un mechón azabache de su cabello con cuidado pasándolo detrás de su oído, el mayor lo veía con cuidado y debilidad -¿te encuentras bien Itachi? -el Uchiha negó lentamente -estoy muriendo, no me queda mucho, debo resistir para ayudarte a acabar con Obito y que Sasuke pueda tomar mi vida, su venganza -Naruto lo vio con con algo de miedo, sintió un poco de tristeza por su condición -no es necesario que entregues tu vida por esa venganza, tampoco es buena persona, atravesó mi corazón cuando huyó, sino fuera por el zorro, estaría muerto, se largo dejando lastimados a nuestros compañeros con los secuaces de la serpiente, traicionó a la aldea, quien sabe cuántos crímenes más haya cometido bajo sus órdenes -Itachi bajó el rostro sintiéndose mal por lo que escuchaba -no entiendes, era un buen niño, yo provoqué que se convirtiera en ese monstruo, cuando él tome justicia regresará a la aldea-

Naruto rio con sorna -eso no le interesa, la única forma en que él podría regresar es que tú intercedieras, le dueles, él aún te ama pude verlo en sus ojos el día en que se fue, pero está tan herido que lo único que tiene en el cerebro es su venganza, tal vez si tu fueras sincero, puedo ver ahora mismo en tus ojos una gran tristeza, deja de mentir, tu chakra es tan cálido como el de un niño, no eres mala persona, eso puedo asegurarlo -Itachi abrió sus onix con sorpresa tratando de negar -¿cómo… cómo sabes lo del chakra? -el pequeño levantó sus hombros -ayer lo descubrí cuando salí de la celda, ¿no es increíble? -sonrió de lado el rubio -sentí los chakras fríos y oscuros de tus compañeros, sentí los chakras de los aldeanos, puedo sentir un enorme chakra en dirección a la lluvia -Itachi no dejaba de asombrarse -eso es sorprendente, creo, gracias -el menor negó, se levantó de la cama, se metió en la suya, se cubrió por completo haciéndose bolita -descansa Itachi -el azabache asintió, podía verlo darle la espalda y otra vez esa sensación de embobamiento llegaba.

El pequeño se giró mostrando por un hueco sus grandes gemas y su nariz respingona un poco roja por el frío, ambos se veían con intensidad -¿tienes frío no es así? -el rubio asintió en un ligero cabeceo -generalmente en estos hoteles hay cobijas en el pequeño armario -el rubio se levantó con el manto sobre su cuerpo, sacó dos cobijas, colocó una sobre Itachi arropándolo para que estuviera calientito, el azabache sonrió agradecido viéndolo cobijarse y hacerse bolita nuevamente, ambos se mantenían la mirada con tranquilidad, un leve sonrojó apareció en el mayor, el rubio pudo verlo, giró su rostro un poco sin entender, continuaron hasta que el sueño los venció, terminaron por dormir.

Mi vida te pertenece (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora