Tenía 3 años cuando nació YeoJin.
Recuerdo muy bien ese día, había llegado del colegio a mi casa con mi padre a la mano, tocamos la puerta, pero no había pasado nada. Nadie había respondido, ni siquiera Yeosang quien estaba adentro. Mi primer pensamiento fue que quizás se quedó dormido o algo... No sería la primera vez. La otra suposición era que quizás no estaba en casa y nosotros estábamos siendo tontos por esperar en la puerta.
Mi descontento llamó la atención de Jongho y suspiró para abrir la puerta con la llave de repuesto que siempre tenía en el bolsillo por precaución, la última vez que me dejaron sola ahí varada en la puerta, me metí de escondidas a la casa del vecino para jugar con sus dos gatitos siameses llamados lulu y lula.
Lástima que el señor religioso tuvo que cambiarse de casa porque no se sentía bien siendo vecino nuestro. Si tan solo no se hubiese llevado esos gatos... No me importaba si el hombre se iba o se moría, yo solo quería a los gatitos bonitos.
Pero como sea, cuando entré a mi casa, Jongho me dijo que debía esperar en la sala. Ya era lo suficientemente grande como para prender la televisión, así que hice eso para concentrarme en otras cosas. Cuando padre se ponía así de nervioso me daba miedo, porque no decía nada y te daba una especie de tensión, de esas que son capaces de cortarse con un cuchillo de las tensas que son.
En la televisión estaba dando un programa, creo que era dora y sus amigos. Como no había nada más increíble en los programas siguientes, me quedé viendo ese solo para pasar el tiempo... Mientras tanto mi padre se metía en el cuarto de Yeosang donde lo habíamos dejado la última vez. Fueron tres meses donde él decía que se encontraba mal, no podía hacer muchas cosas, aunque para mí él se veía bien. Para Jongho, era una muñeca de porcelana que no podía ser movido de su cuarto.
Pasó unos minutos, unos muuuy largos donde yo estaba pensando en tirar el control remoto en la cara de Dora por no hacerme caso sobre las direcciones. Ni siquiera pude disfrutar bien el programa cuando padre me llamó, diciendo que era muy importante que viniera a ver.
Me tomé mi tiempo para entrar al cuarto de mis padres, ya que no estaba permitida entrar, en ese tiempo mis padres decían que era una revoltosa y que siempre rompía sus cosas preciadas. Espere unos segundos, mirando la puerta, esperando que no sea algo estúpido, no quería perderme mi show favorito.
Entonces, algo bonito paso, mi padre abrió la puerta, no recuerdo que sentimientos expresaba ya que estaba concentrada en la mata de cobijas suavecitas envueltas como en un pequeño burrito, el primer pensamiento que tuve fue que no entendía lo que estaba viendo, después caí en cuenta de que era un bebé recién nacido por la forma protectora en que Jongho estaba agarrándolo, sip, esa fue la primera vez que conocí a mi hermana.
Su nombre era YeoJin, un nombre muy largo para alguien que era muy pequeño, pero no dije nada al respecto, Jongho me dijo que tenía que cuidarlo como si fuera la cosa más preciada en el mundo... Entonces pensé, ¿la cosa más preciada del mundo? No tengo mucho de esas cosas, así simplemente acepte.
"Es tu familiar"
Jongho dijo omitiendo la palabra más cercana de lo que era: "Hermana" Lo cual se me hizo extraño, pero no me atreví a reclamar. Estaba más preocupada en la palabra de "apreció" No tenía ni el más mínimo sentimiento de eso en mi corazón, ni siquiera cuando la miré a su cara placida durmiente de mi nueva hermanita.
Así que pensé, si es la cosa más preciada y bonita que debo proteger, solo me queda una cosa por hacer, primero necesitaba perderla para sentir ese sentimiento de apreció y perdida en tan solo un momento para cumplir la orden de ayudarla toda mi vida.
Tuve un pensamiento muy fugaz donde yo estaba delante de su cuna tomando un cuchillo de cocina para clavárselo cuando mis padres no estaban viéndonos. Lástima que el pensamiento murió cuando Jongho me vio y negó con su cabeza hacía mi dirección, casi parecía que me hubiese leído la memoria... Hmm, raro.
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I don't understand | Yuchae
ФанфикEntre la bondad y la maldad. Ningún humano se ve obligado a elegir uno de los dos, las personas somos grises por naturaleza. Aun así, Yuna piensa que hay algo raro con ella, no se siente cómoda con ninguna de esas representaciones, pero una cosa es...