𝑾𝑨𝑹 𝑶𝑭 𝑯𝑬𝑨𝑹𝑻𝑺 || 𝘾𝙝𝙞𝙨𝙝𝙞𝙮𝙖 𝙎𝙝𝙪𝙣𝙩𝙖𝙧𝙤

𝐃𝐎𝐒 ♧

_________Piensa, Piensa rápido_________

Un rayo rojo atravesando el techo, cayendo en un punto fijo sin causar daños colaterales. Perforando limpiamente el cerebro y todo lo que lo seguía.

Una muerte rápida. Seguramente dolorosa pero apenas notable. En cuanto rozara tu órgano pensante perderías todo sentido del dolor.

Abrí los ojos notando que había empezado a hiperventilar. Ya era por la mañana, tal vez no eran más de las nueve pero era la tercera vez que el rayo y la desaparición de la población me despertaban.

Todo había sido real y seguía siéndolo. Seguía estando allí, en un centro comercial vacío, durmiendo en una cama de exposición en una tienda de muebles baratos.

Me levanté con cuidado y dejé la cama sin hacer. Sería básicamente lo único bueno de estar viviendo -en sentido literal- uno de esos libros distópicos desde dentro.

El juego anterior había sido rápido, relativamente simple. Pero no todos serían así, estaba segura. La muerte había sido rápida. Estaba segura de que los supervivientes podían haber salido heridos. A mí me habían empujado al suelo y gracias a la poca fuerza de la chica no me hice daño, pero eso podía cambiar si me empujaba otra persona.

Busqué una farmacia en el centro comercial y preparé un botiquín con todo lo que pensé que podría servir de ayuda.

Cogí vendas, alcohol y agua oxigenada, también cogí analgésicos y antipiréticos, para reducir el dolor y la fiebre. Había que estar preparado. Cogí botes de antisépticos como el betadine y los guardé en el botiquín improvisado. Desde luego podían acusarme de robo, pero no de no estar preparada.

Una vez lo tuve preparado, lo guardé en una mochila que preparé con agua y ropa de cambio. Buscaría un sitio más seguro y montaría un refugio, uno que, a poder ser, estuviera cerca de muchos edificios que pudieran servir de sede para el juego.

Pero eso lo haría más tarde. Guardé la mochila entre las sábanas de la cama y me moví por los pasillos del supermercado interior.

Tenía que desayunar algo. La mayoría de comidas estaban en mal estado, sobre todo las verduras, frutas y carnes que debían haberse mantenido en frío. Era imposible que la primera persona que hubiera llegado fuera el musculitos, esos alimentos llevaban podridos más de dos semanas.

Encontré varias bolsas de cereales con buen aspecto, cogí los que solía tomar en casa y me los comí a palo seco. Si intentaba buscar leche estaba convencida de que estaría llena de grumos asquerosos, así que sería mejor atragantarse con un cereal seco.

Cuando hube acabado, intenté buscar algún medio comunicativo. La televisión apenas se encendía, no parecía que ninguna de las de la tienda pudiera ofrecer canales televisivos. La radio, sin embargo, funcionaba bastante bien. Las emisoras no respondían pero estaba encendida y eso sería suficiente en caso de poder escuchar algún aviso.