𝑰 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒉𝒆𝒍𝒑 𝒃𝒖𝒕 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒚𝒐𝒖, 𝒆𝒗𝒆𝒏 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕 𝑰 𝒕𝒓𝒚 𝒏𝒐𝒕 𝒕𝒐.
𝑰'𝒎 𝒐𝒗𝒆𝒓𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒘𝒂𝒓 𝒐𝒇 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕𝒔
La chica siempre se había esforzado al máximo en todo, apenas había obtenido reconocimiento, s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
___________________𝐒𝐨𝐥𝐚__________________
Cuando el profesor asintió dando por terminada la clase, cogí mi mochila y salí a paso calmado de la clase.
Me despedí del hombre antes de recorrer los pasillos con ganas de ir a casa. La verdad es que me encantaba la universidad y aún más estudiar psicología, pero eso no impedía que se me antojara tumbarme en mi cama y leer alguno de esos libros de fantasía o mundos postapocalípticos.
Le sonreí a un par de compañeros que pasaron por mi lado y saludé a otros cuantos que conocía algo más, cuando me choqué contra alguien.
-Dios, lo siento -me disculpé, mientras me movía a un lado para que pasara.
-No te preocupes -su voz me llamó la atención lo suficiente como para fijarme.
Su voz había sido calmada, algo grave pero no demasiado, daba la sensación de ser fría y genuina a la vez.
Al verle me sorprendí aún más, era un chico no mucho más alto que yo, con el pelo de un gris blanquecino con rastros negros. Su piel también era bastante clara y sus labios parecían estar bastante secos. Sus ojos expresaban lo mismo que su voz y parecía ser un año o dos mayor que yo.
El contacto visual no duró ni tres segundos cuando se giró para seguir su camino. Probablemente me había cruzado más veces con él si íbamos a la misma universidad, aunque estaba claro que no estudiábamos lo mismo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Habían pasado ya varios días desde mi encuentro con aquel chico, no le había vuelto a ver en la universidad o no me había fijado lo suficiente.
-Kira, recoge tu habitación, por dios. ¡Esta llena de cachivaches de ejercicio y libros por todas partes!¡Y guarda esas pesas antes de que alguien se tropiece! -rodé los ojos antes de correr a mi habitación para recoger.
La verdad es que sí que estaba algo desordenada, pero no tanto como había exagerado mi madre. Las pesas eran pequeñas, de esas azules y estaban a un lado de la habitación.
Miré el reloj, en una hora tenía sesión en el gimnasio y probablemente no llegaría a tiempo, casi nunca lo hacía.
-¿Puedes dejar de tirar crucigramas por todas partes? -miré a mi madre, que me observaba desde el umbral de la puerta con un crucigrama en la mano.