𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎

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Por mucho que intentara correr, las calles estaban atestadas de gente, apenas se podía andar recto y las personas no parecían tener muchas ganas de apartarse de tu camino

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Por mucho que intentara correr, las calles estaban atestadas de gente, apenas se podía andar recto y las personas no parecían tener muchas ganas de apartarse de tu camino.

Bufé y observé la calle, me estaba poniendo nerviosa, solo tenía diez minutos para llegar a un gimnasio que estaba a veinte.

-¡Bajadme!¡Karube! -me giré hacia tres chicos que chillaban y reían en el centro de la masa peatonal.

Uno de ellos había acabado subido en los hombros de otro y el tercero grababa con una sonrisa en la cara. Rodé los ojos y torcí un poco mi camino, pero tenía que cruzar por la zona en la que estaban.

Entonces mi atención fue captada por una corta melena blanca. Una que ya había visto antes. Era aquel estudiante de la universidad, aquel con el que me había chocado.

Abrí mucho los ojos, y casi por impulso, di varios pasos hacia él, siguiéndole. Al menos hasta que otro grito captó mi atención y me devolvió al momento en el que estaba.

-¡Mirad!¡Fuegos artificiales!

Miré el cielo, era cierto que parecía haber fuegos. Tampoco le di mucha importancia.

Rehuí del impulso de acercarme al chico de pelo blanco mientras todo el mundo se quedaba quieto en su sitio y mirando al cielo. Fue entonces cuando se me formó un nudo en la garganta y me invadió una sensación de terror.

Eso no eran fuegos artificiales. Ni por asomo. Eran tres rocas enormes seguidas por una estela de fuego. Y tenían el tamaño perfecto para jodernos la vida.

-¡ESO NO SON FUEGOS! -chillé, señalando la estela de fuego que los seguía.

Y entonces el chico de pelo blanco se giró hacia mí, me miró con detenimiento y luego observó el cielo.

Al menos hasta que todo a nuestro alrededor estalló. Trozos de cristales, piedra, madera, lo que fuera, todo explotó. Un enorme humo gris cubrió todo y se movió con fuerza.

Mi cuerpo se levantó del suelo y noté un golpe seco que se instaló en todo mi cuerpo, seguido de una oscuridad total que cubrió mi vista.

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𝑾𝑨𝑹 𝑶𝑭 𝑯𝑬𝑨𝑹𝑻𝑺 || 𝘾𝙝𝙞𝙨𝙝𝙞𝙮𝙖 𝙎𝙝𝙪𝙣𝙩𝙖𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora