𝑾𝑨𝑹 𝑶𝑭 𝑯𝑬𝑨𝑹𝑻𝑺 || 𝘾𝙝𝙞𝙨𝙝𝙞𝙮𝙖 𝙎𝙝𝙪𝙣𝙩𝙖𝙧𝙤

𝐃𝐎𝐒 ♧

_____Con paracetamol todo se cura____

El equipo de la reina -sin incluir al herido- echó a correr por el pasillo y casi ni les vimos el pelo cuando se fueron.

Miré al resto de mi equipo y puse una mueca al ver la cara de dolor de aquel pobre hombre.

-Bien... ¿Ninguno es médico, por casualidad? -todos tragaron saliva mientras negaban con la cabeza-. Me lo imaginaba...

Intenté recordar como lo había hecho Chishiya, a ver, limpiar no era difícil y era básico. Si te hacías un corte en el dedo lo primero que hacías era limpiarlo. ¿Con qué?

-Vale, uno debe ir a por un bol con agua -Keila asintió y salió corriendo por el pasillo-. Otro a por jabón -está vez fue Lohu quien salió corriendo-, yo iré a por gasas o un paño -miré al herido del otro equipo y vi como borboteaba la sangre-. Han cometido un error.

La chica que quedaba junto a mí me miró con curiosidad mientras yo esbozaba una pequeña sonrisa triunfal.

-Da igual que cures a alguien si se ha desangrado. Yulma, presiona la herida para parar la hemorragia el tiempo suficiente, ¿vale? -ella asintió y se arrodilló junto al hombre.

Entonces yo salí corriendo. No sabía como estaban organizados los hospitales pero estaba segura de que había gasas en todas las salas el problema era que con una gasa no iba a conseguir limpiar la herida y... Seguro que estaban puestas para la ronda de desinfectar.

Torcí evitando las salas de pacientes para ir en busca de un paño, algo con lo que esparcir el agua con jabón. Tal vez en la cocina había alguno. Corrí hacía el comedor para pacientes y acompañantes.

Cuando llegué, solté un grito ahogado y me metí debajo de una mesa. Al parecer uno del equipo de la reina había pensado lo mismo que yo.

Si me veía la había cagado porque ese chico tenía pinta de ser bastante hábil y fuerte. Si me tocaba nadie vendría a por el trapo que necesitábamos.

Suspiré en silencio y me arrastré hasta otra mesa, intentando llegar a la cocina sin que me viera. Dirigí mi mirada al chico, que soltó un bufido y empezó a andar hacia la salida.

Me moví hasta el interior de la cocina y mi cintura chocó contra el mostrador, clavándome el pico en la herida. No pude evitar soltar un gritito áspero de dolor, lo que provocó que el jugador se girara.

Él había estado a punto de irse, pero mi torpeza siempre la fastidiaba. Me miró fijamente y con una sonrisa turbia, corrió hacia mí.

-Joder.