—¿Crees que este vestido me queda bien? —le pregunté a Diego saliendo de mi clóset. Era un vestido rosa pastel ligeramente escotado.
—Ciertamente te verías mejor sin él —dijo, desde la cama. Reí en respuesta.
—No seas bobo y respóndeme.
—Mercy, todo te queda bien. Eres hermosa.Rodé los ojos y sonreí como tonta. Me encantaba cuando Diego decía cosas así. A pesar de que no siempre le creía.
Me senté enfrente del espejo y retoqué mis pestañas.
Diego se acercó por detrás mío y comenzó a dejar besos en mis hombros.—Quisiera tenerte para mí solo esta noche —me susurró en la oreja.
—Sabes que siempre me tienes para ti solo —giré el cuello para encontrar sus labios. De pronto mi sonrisa se borró al recordar que invitó a Elisa. Bueno, a su grupo de amigos—. La cuestión es que yo te tenga para mí sola —me levanté de golpe, claramente con un pequeño ataque de celos.
—¿A qué viene eso? —simplemente lo miré, apretando los labios y levantando las cejas—. ¿Lo dices por Elisa? —puse los ojos en blanco.
—No te hagas al tonto.
—Amor, cuántas veces debo decirte que no le gusto. Solamente somos amigos.
—No es así para ella.
—¿Y quién te lo dijo? ¿Ella misma? —bufé.
—Solamente lo sé y ya.
—Esa no es una razón, hermosa —me tomó de la mano y yo la levanté, haciendo una rabieta de niña pequeña—. Te prometo que para mí, sólo existes tú, y nadie más —traté de ocultar mi sonrisa—. Vamos, sé que quieres sonreír —me hizo suaves cosquillas en el abdomen. Entonces sonreí—. Te amo, Mercy. Sólo a ti.
—Y yo a ti —un extraño sentimiento me atacó cuando dije eso. Como no supe descifrarlo, simplemente lo ignoré.(...)
Llegamos a la fiesta, y yo apreté la mano de Diego. Estar en lugares con mucha gente me mareaba. Incluso me hacía tener un par de ilusiones ópticas bastante molestas.
—¿Estás bien? —me preguntó él—. Podemos irnos cuando quieras, cielo —yo sonreí y asentí. Podía con esto. Además, había invitado a Daniel y no lo dejaría plantado.
Después de unos minutos de bailar y conversar, Diego se fue a saludar a sus amigos. Yo traté de quedarme tranquila, pero la idea de él conversando con Elisa me sacaba la vena psicótica.
Por alguna razón sentía una desconfianza abrumadora. Como si Diego me hubiese sido infiel antes, cosa que obviamente jamás sucedió. Al menos no que yo sepa.
Entre tanto, de pronto pude ver a Daniel entre la multitud. Sonreí sin siquiera darme cuenta. Daniel tenía una personalidad muy llamativa. Además de ser muy guapo.
Sacudí la cabeza ante ese último pensamiento.Conversamos un tanto, incluso le comenté el tema de Elisa porque no podía dejar de pensar en ello, pero de rato en rato nos quedábamos en silencio. No era necesariamente un silencio incómodo, pero yo lo sentía como un rompecabezas incompleto.
Durante todo el tiempo en el que luché contra la pérdida de memoria, nunca me encontré a mí misma deseando recordar algo tan específico con tanto furor. Y era Daniel el que me ponía en esa situación. Principalmente porque no podía imaginarnos siendo amigos. No después de haber crecido. De niños éramos increíblemente unidos, pero después de que ambos atravesamos la pubertad, un gran muro se había interpuesto en nuestra relación. Y Daniel era completamente opuesto a mí.
De pronto Diego llegó, y me dio un beso en los labios, tomándome desprevenida. Sonreí sobre sus labios.
Cuando volteé nuevamente, Daniel ya no estaba. Traté de buscarlo en la multitud, pero no estaba en ningún lado. Se había esfumado con total rapidez.—¿Quieres bailar? —asentí con la cabeza, volviendo a la realidad. Una canción lenta comenzó a sonar, y Diego acomodó suavemente mi cabeza en su hombro.
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Te amé, coma, te amo
Romance[Segunda Parte De ENAMÓRATE DE MÍ y de la trilogía "Amarte"] ❗Aviso de spoiler del primer libro❗ Se recomienda encarecidamente leer la primera parte antes de continuar. Después del fallecimiento de Mercy, Daniel decide marcharse a otra ciudad para o...