Segunda carta

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Querida Marinette:

Otra vez te vi en el parque, estabas sentada bajo la sombra de un árbol mientras movías rápidamente tu mano sobre la libreta. Esta vez andabas puesto un bonito vestido blanco con algunas flores y mantenías tu cabello suelto ondeando con el viento. Mis ojos no podían dejar de verte por el simple hecho de nunca haberme topado con alguien tan linda y pura como tú. Me vi tentado a acercarme y preguntarte cómo estabas, pero me dio tanta vergüenza el siquiera pasar a tu lado que no me moví ni un milímetro de mi asiento. Nuevamente apareció el chico rubio al que admiraste con tanto amor y cariño. Lo abrazaste y luego le diste un corto beso en los labios que me hizo encoger el corazón sin saber exactamente la razón, así que no me quedé para verte feliz, solo me alejé en silencio porque sabía que eso no era bueno para mí.

Querida MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora