Decimonovena carta

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Querida Marinette:

Después de lo que pasó ese día en tu casa, tanto tú como yo nos apegamos más. Fuiste a nuestro concierto y pude entonar abiertamente la canción que había creado únicamente para ti. La escuchaste y fuiste la persona más feliz del mundo, porque lo sabías, sabías que iba para ti, siempre fue así. Cuando todo terminó, tú no dudaste en correr a mí, abrazándome fuertemente mientras me besabas tiernamente, demostrándome el amor que siempre esperé de ti. Nadie nos vio, solo la luna.
Comenzamos a salir, a ser más íntimos, y mis deseos de hacerte la mujer más feliz del mundo, se hicieron todavía, mucho más fuertes. Pasamos momentos buenos y malos en los que nunca te dejé sola. Aprendimos cosas uno del otro a pesar de ser unos años mayor que tú y eso nos unió más, porque había confianza, algo que siempre quise tener contigo.
Al momento de decirles a todos sobre lo nuestro, tú no dejabas de temblar, sin embargo, te apoyé, dándote la seguridad suficiente para decir: "Luka y yo somos novios".
A nadie le sorprendió, pero aún así nos desearon lo mejor.

Querida MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora